Cómic

Fabien Jobard / Florent Calvez

Policía globalGarbuix Books, 2025

La editorial Garbuix se publicita con el eslogan “apostamos por la no ficción”. Bajo esta máxima está publicando variados ensayos en viñetas confeccionados en Francia que tocan temas peliagudos de actualidad, como “¿A quién benefician las migraciones?” (2023; Garbuix Books, 2024), que recoge cinco reportajes de investigación periodística, o este “Policía global” (2023; Garbuix Books, 2025; traducción de Montserrat Terrones), donde se pretende hacer un mosaico sobre la institución policial con retales de historia y de los vínculos que la organización tiene tanto con la sociedad civil como con los poderes establecidos.

Los textos corren a cargo de un especialista en el tema, Fabien Jobard (París, 1971), doctor en Ciencias Políticas, director del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) y miembro del Centro de Investigaciones Sociológicas del Derecho y de las Instituciones Penales (CESDIP). El apartado gráfico corresponde al dibujante Florent Calvez (Brest, 1974), que aporta a la narración un esforzado naturalismo virado con un rutinario bitono; en castellano se han publicado algunas de sus obras, como “La revolución rusa” (2010; Ponent Mon, 2018), con guion de Fred Duval, Jean-Pierre Pécau y Fred Blanchard, quedando aún inédita la mayor parte de su producción, como la reconstrucción del caso de Sacco y Vanzetti en “American Tragedy” (Delcourt, 2012). 

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El relato de “Policía global” oscila entre unas escenas narrativas algo desmañadas y otras expositivas bien documentadas en las que las imágenes básicamente se limitan a ilustrar los textos. Así, el interés del presente volumen se concentra en la información expuesta y no en la forma de mostrarla visualmente. En las primeras páginas del libro dos hermanos se enfrentan en una comida familiar, uno es policía y el otro chaleco amarillo. Como decía un personaje de “La regla del juego” (Jean Renoir, 1939), “lo terrible de este mundo es que cada uno tiene sus razones”. Los policías, nacidos para mantener el orden, son cuestionados y temidos, se ven abocados a una burbuja profesional donde solo sus propios colegas los comprenden y defienden. El primer dilema está servido.

Tras esta especie de prólogo los autores nos muestran dos modelos de policía antagónicos: el de los bobbies ingleses creados por el conservador Robert Peel, que teóricamente deben contar con la aprobación ciudadana y con una porra como única arma, y la violenta gendarmería francesa forjada desde 1799 por Joseph Fouché, famosa por su brutalidad y ejemplaridad en el castigo. El siguiente arquetipo analizado es el nipón, donde cada manzana tiene su propio koban, indicado con una luz roja, de servicio las 24 horas, con un policía de guardia en el exterior, otro de patrulla y un tercero en el mostrador. Todos los habitantes los conocen, es un sistema ideal, fascinante, pero caro y debilitado.

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El poderoso y oscuro ejemplo estadounidense destila corrupción al más puro estilo de la novela negra. En los años cincuenta del siglo pasado el héroe de la guerra de Filipinas August Vollmer reforma y moderniza el sistema desde la pequeña ciudad de Berkeley, incorporando avances tecnológicos y reclutando en las universidades. La situación de Los Ángeles en esa misma década queda definida por la postura del jefe Parker: “La policía no debe rendir cuentas ante nadie”. El racismo, la violencia y la corrupción se apoderan de la calles como en las crónicas de James Ellroy. A finales de los sesenta se intenta dar un cambio de sentido buscando la proximidad y la colaboración ciudadana para atajar el crimen, pero, como podemos comprobar regularmente en los informativos, las tensiones siguen enquistadas en el primer cuarto del siglo XXI.

Jobard demuestra su vasto conocimiento y quiere ser exhaustivo abordando todas las aristas posibles (aunque de España no aparecen datos): Filipinas, Brasil, Turquía, el rechazo ciudadano, las rondas urbanas, los “estados fallidos” africanos, los vigilantes parapoliciales, los modelos alemán y francés tras la Segunda Guerra Mundial, el crédito social chino (con 400 millones de cámaras), la Primavera Árabe en Túnez… y la vigilancia informatizada, una turbadora tecnología de algoritmos que nos conduce al primer arresto permitido gracias a la videovigilancia con reconocimiento facial en Westminster, Londres, en febrero de 2020. El orden social se enfrenta a nuevos y sofisticados retos cada día, con una cantidad y variedad de recursos directamente proporcionales a la pérdida de nuestras libertades individuales. La no ficción se alimenta inquietantemente de la ciencia ficción más distópica. ∎

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