Fargo

Si hay una serie que ha reflexionado sobre la violencia en Estados Unidos, ha sido sin duda alguna “Fargo” (2014-), cuyas cinco temporadas, diez años en la vanguardia de las series, le han permitido explorar las entrañas de un país cuya geografía está poblada por cadáveres. Aunque se trate de casos inventados, la serie creada por Noah Hawley para FX justamente ha conseguido mostrar cómo funciona esa violencia, cómo cada acto brutal no solo provoca más barbarie, sino que resulta imprevisible, una especie de azar caótico cuyas derivas son incontrolables. Da la impresión de que un cadáver siempre llama a otro, al vecino, al chico que pasa por casualidad por la misma calle o al dueño de una gasolinera. Sus redes atrapan a cualquiera y, en cierto modo, también atrapan al espectador.

En su quinta temporada (2023-2024), una de las mejores, la historia transcurre entre Minnesota y Dakota del Norte, espacios fríos, gélidos en todos los sentidos. La protagonista es un ama de casa, Dot (Juno Temple), que está siendo perseguida por su exmarido, un sheriff demente interpretado por un irreconocible John Hamm. Dot huyó de él años atrás debido a los maltratos que recibía. El sheriff Tillman es un hombre fuera de la ley que, sin embargo, opera dentro de ella, un monstruo trumpista que es vaquero, ganadero y amante de las armas, pero que sobre todo tiene una concepción arcaica de las mujeres, objetos que le deben pleitesía. Está obsesionado por encontrar a su antigua esposa, quien ha formado una nueva familia con un hombre amable cuya madre (Jennifer Jason Leigh) es una millonaria cuya exitosa empresa se dedica a comprar deudas.

Porque este es el verdadero tema de la serie: la deuda en todos sus sentidos. El sheriff considera que su exmujer tiene una deuda con él, los clientes tiene deudas con la empresa de la suegra, incluso hay otra clase de deudas, como la que representa el personaje más enigmático de la serie, Ole Munch, un hombre que parece una especie de encarnación del mal arcaico, inmortal, y que fue contratado por el propio Tillman para secuestrar a Dot. Al no ser pagado por este trabajo, decide cobrar su deuda asesinando. Estamos ante un personaje insólito en la serie. Gracias a él surge uno de los momentos más singulares de esta temporada: un flashback de 500 años donde aparece el mismo personaje, Munch, pero en Gales, ahora transformado en un comepecados, figura histórica que se dedicaba a cambio de unas monedas a comer un plato frente el cadáver de un rico para así tragar sus pecados. Un oficio que lo convierte en un apestado social. Sin embargo, su figura también nos habla de la lucha eterna entre ricos y pobres, de cómo los que no tienen deben tragar con los males y pecados de los poderosos. Este es quizá el otro gran tema de la serie, aquí mostrado mediante esta singular trama de folk horror extraña y pesadillesca pero que conecta con el resto de la serie, cuya narrativa se va desplegando hábilmente episodio a episodio.

La protagonista de esta quinta temporada, Dot, es un personaje que a pesar de su aparente fragilidad se convierte casi en una figura legendaria, capaz de sobrevivir gracias a sus inagotables recursos. Tiene una misión: proteger su familia y su hogar, más bien una imagen a la que se aferra y que lo obliga a desarrollar sus extraordinarias habilidades (tipo MacGyver) para defenderse de toda clase de asesinos. Aunque en realidad aquí el enemigo puede ser cualquiera, el profesor del colegio, la suegra, un exmarido, el policía... En “Fargo” todos temen a todos –una idea típicamente norteamericana– y se sirven de las armas para establecer fronteras invisibles que muchas veces el otro es incapaz de ver, lo que provoca su muerte.

La violencia impregna cada aspecto de la vida, por ello la salvación de Dot y su familia no deja de ser una utopía doméstica, siempre inalcanzable, porque la maldad es eterna, como muestra el personaje de Munch, asesino que cabalga a lo largo de los siglos. ∎