Foto que publicó su hijo en twitter para dar la noticia: Romita Sr. con la portada de su trabajo favorito, un “The Amazing Spider-Man” (nº 109, 1972).
Foto que publicó su hijo en twitter para dar la noticia: Romita Sr. con la portada de su trabajo favorito, un “The Amazing Spider-Man” (nº 109, 1972).

Fuera de Juego

John Romita, el último gran héroe de la clase trabajadora Marvel

Artista todoterreno vinculado a Marvel antes de que fuese Marvel y fino estilista, sin asomo de ironía, el neoyorquino John Romita elevó a la categoría de estrella el trabajo del dibujante de cómics de superhéroes sin ínfulas combinando una elegancia no tan habitual con una ética de trabajo intachable. Su labor en la cabecera principal de Spider-Man y su aportación como director artístico de la editorial siguen resonando varias generaciones después. La mañana del pasado 12 de junio no despertó.

Con la muerte de John Romita (1930-2023) desaparece el último representante de una generación de dibujantes de tebeos de la que la endiablada maquinaria editorial que era el comic book norteamericano de la segunda mitad del siglo pasado esperaba eficiencia y puntualidad en las entregas. Esa máquina obtuvo de Romita, además, genuina pasión y una silenciosa reivindicación de ese territorio fronterizo entre el artesano y el artista consciente de serlo. Jack Kirby (1917-1994), Gene Colan (1926-2011), John Buscema (1927-2002) o Steve Ditko (1927-2018) también ayudaron a construir el imperio en que se convertiría Marvel a partir de los sesenta, manteniendo el ego en el mismo cajón donde guardaban las facturas. Chavales del Bronx, de Brooklyn –de allí procedían Romita o Buscema– o de territorios mineros en Pensilvania. Hijos de inmigrantes de Sicilia –los orígenes familiares de Romita y Buscema– o Eslovaquia que hicieron de su talento natural por el dibujo un modo de vivir y medrar en la tierra de las oportunidades.

Hijo de carpintero y ama de casa, John Romita ya era dibujante comercial con 18 años, pese a que su padre pensó durante bastante tiempo que se ganaría la vida más fácilmente como panadero. Acabó trabajando en 1949 a las órdenes de Stan Lee en la editorial Timely Comics, germen de lo que luego sería Marvel. Antes de ser llamado a filas para cumplir con el servicio militar, se fogueó como “negro” y chico para todo. Durante su formación castrense, Timely mutó en Atlas y fue allí donde, aún con uniforme militar, el dibujante acumuló galones dibujando historias bélicas, de terror, románticas y de ciencia ficción, apuntando maneras en el terreno de los superhéroes en la breve revitalización del Capitán América durante los primeros cincuenta.

Stan Lee y John Romita (sentado), trabajando. Nueva York, 1978. Foto: Gerald S. Williams (Getty Images)
Stan Lee y John Romita (sentado), trabajando. Nueva York, 1978. Foto: Gerald S. Williams (Getty Images)
Cuando en 1958 Timely/Atlas despidió a la mayoría de sus dibujantes debido a la crisis que asolaba la industria tras la implantación de la autocensura vía Comics Code, Romita recaló en DC, donde pasó casi dos lustros exprimiendo el género de tebeo romántico (para DC, nunca superhéroes) y fraguando su reputación de tipo duro que sabía dibujar las chicas más guapas del lugar. Una versatilidad que llevó a rajatabla a lo largo de su dilatadísima carrera y que le serviría para marcar diferencias. Una vez los cómics de amoríos perdieron fuelle, Romita decidió buscar pastos más verdes. Esta era la lógica de chicos de la calle convertidos por fuerza y ambición en estrellas de un medio todavía desposeído de trascendencia artística. Como hiciera Kirby en la generación anterior, este neoyorquino había esquivado la miseria y había conseguido sacar adelante a una familia atándose largas horas a una mesa de dibujo, allí donde otros habían tenido que recurrir al trabajo físico o la picaresca.

La famosa primera viñeta en la que apareció de frente Mary Jane Watson. Stan Lee y John Romita: “The Amazing Spider-Man” nº 42 (1966) y “Spider-Man No More!” (“The Amazing Spider-Man” nº 50 (1967).
La famosa primera viñeta en la que apareció de frente Mary Jane Watson. Stan Lee y John Romita: “The Amazing Spider-Man” nº 42 (1966) y “Spider-Man No More!” (“The Amazing Spider-Man” nº 50 (1967).

Asúmelo, tigre, diste en la diana

Romita volvió a Marvel en 1965 y fue cogiendo tracción entintando en títulos como “The Avengers” (1963-) o, como penciller, en “Daredevil” (1964-). Sin embargo, no fue hasta su aterrizaje en “The Amazing Spider-Man” (1963-), la segunda cabecera más vendida de Marvel a mediados de los sesenta, cuando la figura de Romita empezaría a cobrar dimensión. El dibujante llegó a la colección protagonizada por el alter ego superheroico de Peter Parker para sustituir a Steve Ditko, cuyas diferencias creativas y personales con el todopoderoso editor y guionista Stan Lee amenazaban con dinamitar el éxito de un título que había conseguido calar hondo en los lectores. Ditko se marchó de Marvel en 1966 y Romita fue llamado a filas para cubrir su puesto, alejándose lentamente del estilo románico-psicodélico de Ditko para abrir una nueva época de renacimiento. Bajo su lápiz, Spider-Man pulió sus señas de identidad y acentuó su apuesta por una estética más elegante.

Es tan cierto que Romita carece de las credenciales de gran creador como Kirby o Ditko, padres de los Cuatro Fantásticos o los X-Men y de Spider-Man o el Doctor Extraño, respectivamente, como que el Hombre Araña no habría sido lo mismo sin las puestas en negro sobre blanco de Romita en la génesis de Mary Jane Watson y supervillanos como Shocker, Rhino o Kingpin. O que su papel de director artístico en Marvel fue definitivo para el éxito de personajes como Lobezno, el Castigador, Luke Cage o la Viuda Negra.

El primer diseño de Lobezno (1974), por John Romita. Romita también aportó el diseño de Luke Cage. Aquí, dibujo suyo para la portada de “Luke Cage, Hero For Hire” nº1 (1972)
El primer diseño de Lobezno (1974), por John Romita. Romita también aportó el diseño de Luke Cage. Aquí, dibujo suyo para la portada de “Luke Cage, Hero For Hire” nº1 (1972)

En “The Amazing Spider-Man”, Romita marcó un tono y formas que se perpetuarían durante centenares de números. Suyo sería el tono de soap opera lustrosa y suya sería la idea, en connivencia con el joven guionista Gerry Conway, de que Gwen Stacy, la novia del héroe, tuviese una muerte dramática en 1973. Una muerte que, aún hoy, sigue siendo considerada como uno de los momentos más definitorios de una editorial con casi ya un siglo de trayectoria cargada de héroes galácticos, epopeyas épicas y batallas interdimensionales. Y sin embargo, la muerte de una universitaria en el puente de Brooklyn sigue siendo uno de los hitos más significativos de Marvel.

Su talento para componer portadas icónicas y su atención al detalle lo convirtieron en pieza fundamental en las oficinas de Marvel Comics hasta que, en 1973, se hizo oficialmente con el puesto de director artístico de la editorial, cargo que conservaría hasta al menos finales de los ochenta. Desde que fue nombrado director artístico de Marvel (dato: no cobró nada más por ese trabajo, según confesión del propio Romita, pues el que cobraba como director de arte era Stan Lee), Romita compaginó su misión de establecer una propuesta reconocible de la editorial a la que había dedicado gran parte de su vida con generosas contribuciones de su talento como dibujante allá donde fuese necesario.

En 1996 se jubiló de sus obligaciones en la oficina de Marvel. Hasta su retirada definitiva, ya avanzado este siglo, Romita mantuvo una inquebrantable dedicación que lo llevó a cumplir con creces lo que se esperaba de él, ya fuese como autor completo en las cabeceras “Droids” (1986-1987) o “Barbie” (1991-1996), ya colaborando en múltiples vueltas de tuerca del Spider-Man contemporáneo. John Romita falleció mientras dormía el pasado 12 de junio, a la edad de 93 años. Alex Serrano

La leyenda John Romita Sr., en 2010. Foto: Marc Stamas (Getty Images)
La leyenda John Romita Sr., en 2010. Foto: Marc Stamas (Getty Images)

Grandes éxitos de John Romita (Sr.)

Gerry Conway y Gil Kane, con entintado de John Romita y Tony Mortellaro: doble página de "The Night Gwen Stacy Died", en "The Amazing Spider-Man" nº 121 (1973).



John Romita pasa a la historia como dibujante-guionista de “The Amazing Spider-Man” durante la etapa clásica de consolidación del personaje, entre 1966 y los primeros setenta, tras la primera era fundacional (1962-1966) de Stan Lee y Steve Ditko. Cuando Romita llegó a Marvel en 1965, venía de dibujar tebeos románticos para DC y estaba quemado de ellos. “Daban arcadas. Fueron ocho años de tortura”, explicó en el libro “El arte de John Romita” (Marvel, 1996; Forum, 1999). “Era un material tan aburrido. Lo llamábamos el género de palomitas. Un montón de tipos habían cogido la costumbre de hacer las lágrimas con la forma de las palomitas”. Varias de esas viñetas románticas de “palomitas” serían apropiadas por Roy Lichtenstein en sus cuadros pop.

Viñeta de John Romita ("Secret Hearts" nº 88, 1963) vs. Roy Lichtenstein ("Crying Girl", 1964, porcelana esmaltada sobre acero).



Romita ya había colaborado con Stan Lee una década atrás. En 1965 había conseguido trabajo como dibujante publicitario, pero Lee le convenció tras un almuerzo de tres horas para seguir en el negocio de los tebeos. A Lee le gustaba mucho su estilo, un naturalismo romántico influido por dibujantes de tiras de prensa de los treinta y cuarenta como Noel Sickles, Roy Crane y Milton Caniff, pero sus convenciones gráficas heredadas del cómic romántico resultaban demasiado estáticas para la narración “estilo Marvel”, lo que entonces significaba “estilo Jack Kirby”. Por eso, en los primeros episodios que dibujó de “Daredevil” en 1966, Lee encargó a Kirby que dibujara los bocetos para que Romita los terminara y pudiera aprender su representación ultradinámica de la acción. Muy seguramente, Lee también utilizó “Daredevil” para probar disimuladamente a Romita como nuevo dibujante de “The Amazing Spider-Man”, pues el enfrentamiento creativo Lee-Ditko era insostenible por esas fechas. Durante dos episodios consecutivos de “Daredevil” de la primavera de 1966, Lee introdujo “casualmente” al superhéroe arácnido en la narración, y Romita se tuvo que desenvolver con él. Justo después, Lee le encargó sustituir a Ditko en “The Amazing Spider-Man” cuando este último abandonó Marvel. Romita, con su característica falta de ego, imitó a Ditko todo lo que pudo, pero sus estilos eran antitéticos y pronto voló por su cuenta, impulsado por las fechas de entrega.

Romita estandarizó a Spider-Man y su universo. Lo que con Ditko era freak y estrambótico, con él se transformó en material apto para el merchandising. Su dibujo también hizo más romántico el mundo cotidiano de Peter Parker, ahora un joven tan guapo como sus amigas y futuras novias, Gwen Stacy y Mary Jane Watson (“Face it, tiger... you just hit the jackpot!”, decía la pelirroja la primera vez que apareció de frente, dibujada por Romita en otoño de 1966). El neoyorquino también introdujo el claroscuro de la escuela Caniff en la serie, con una mancha cada vez más suelta, y bajó a Spider-Man a tierra para enfrentarlo con políticos corruptos y mafiosos como Kingpin (futuro supervillano favorito de Frank Miller). Recordemos que, bajo el “método Marvel”, Romita tenía que desarrollar los argumentos él solo. A veces, discutiéndolos con su familia.

El trabajo de Romita en Spider-Man lo convirtió en hombre de confianza de Lee hasta el punto de nombrarle director artístico de Marvel. Como tal, rehizo su imagen corporativa tras la marcha de Kirby en 1970 (dato: el marrón de continuar sus “4 Fantásticos” fue endosado por Stan Lee a –sorpresa– Romita), hizo de mentor para el joven Gerry Conway, guionista clave en “The Amazing Spider-Man”, dibujó infinidad de portadas y diseñó con muy buen ojo gráfico personajes Marvel importantes. También entintó los lápices de otros dibujantes con su pincel mágico, tarea esta en la que destacó especialmente terminando las páginas de Gil Kane para “The Amazing Spider-Man”, de quien Romita aprendió “profundidad” en volúmenes y composiciones de página.

Romita deja un heredero a la altura de su leyenda, el también dibujante John Romita Jr. (Nueva York, 1956), cuya amplia trayectoria lo ha convertido en un puente simbólico con la siguiente generación del comic book norteamericano. De hecho, el hijo ha dibujado largas etapas de Spider-Man, actualmente también. Por su meritorio trabajo de estilo propio, a partir de un cierto momento empezó a indicarse John Romita “Sr.” para no confundirlo con el hijo. Romita Jr. ha sido quien ha dado la noticia de la muerte del padre desde sus redes sociales. Junto al mensaje, una foto de Romita Sr. llevando la portada de su trabajo favorito. Un “The Amazing Spider-Man” (nº 109, 1972) en el que pudo homenajear a “Terry And The Pirates” (1934-1946), la tira de prensa de su gran maestro Milton Caniff. ∎

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