Libro

Juan Sanguino

Apriétame más fuerte. El año que Mónica Naranjo desató a un millón de chonis, maricas y marujasLengua de Trapo, 2023

En la colección Cara B de Lengua de Trapo pueden encontrarse ensayos consagrados a discos como “Cajas de música difíciles de parar” (2003), de Nacho Vegas; “Una semana en el motor de un autobús” (1998), de Los Planetas, u “Omega” (1996), de Enrique Morente y Lagartija Nick. Sorprende, por lo tanto, toparse en el inicio de Apriétame más fuerte. El año que Mónica Naranjo desató a un millón de chonis, maricas y marujas” (2023) con una conversación entre el autor Juan Sanguino (Madrid, 1984) –comentarista en ‘Y Ahora Sonsoles’, concursante en ‘Traitors’ y periodista cultural para medios como ‘El País’, ‘Vanity Fair’, ‘Icon’ o ‘Jenesaispop’, entre otros– y su editor en la que el primero expone sus dudas en torno al concepto “ensayo sobre un álbum”. Si hay un disco del que pueda –por conocimientos– y quiera –por ganas– hacer tal cosa, ese es “Palabra de mujer” (1997), de Mónica Naranjo… Aunque resulta que, al final, lo que acaba entregando es mucho más que un “ensayo sobre un álbum”.

El subtítulo ya ofrece pistas de por dónde van los tiros: “El año que Mónica Naranjo desató a un millón de chonis, maricas y marujas”. De hecho, el libro de Sanguino destaca por ser una brillantísima reflexión sobre cómo “Palabra de mujer” acabó convirtiéndose en objeto de catarsis para un cambio que iba mucho más allá de la industria discográfica: una verdadera transformación socioeconómica. El éxito de Mónica Naranjo es pura sinécdoque –la parte por el todo– en muchos aspectos, empezando precisamente por algo que el mismo autor subraya desde el principio de la obra: esta es una historia de obsesión y lucha por el poder. Como en las mejores sagas literarias. Pero también como en las mejores telenovelas.

Porque el pelotazo de este disco tiene mucho de telenovela, ya sea porque incluye una buena cantidad de bajas pasiones –que el ensayo nunca elude y que, de hecho, inmortaliza en una buena ración de anécdotas bien jugosas– o, sobre todo, porque en este éxito puede leerse el golpe de estado que dieron algunas de las comunidades que hasta entonces se habían considerado “de segunda” en lo que se refiere a casta cultural. Sanguino no deja lugar para la duda: “Palabra de mujer” vendió más de un millón de copias, y resulta que gran parte de esas copias fueron compradas por chonis, maricas y marujas, tres sectores de los que la industria musical había huido como de la peste pero que, a partir de 1997, se convertirían no solo en mercados mimados, sino también en cimientos sobre los que se construyó un cambio de modelo dentro del pop.

Sanguino vuela altísimo cuando diserta sobre cómo Naranjo es una especie de bisagra entre un modelo de artista excesiva, diva, bigger than life y con letras complejas –ese modelo que venía de la folclórica– y otro modelo de artista campechano, plano, blandito y con letras universalmente comprensibles por lo que tienen de ramplonas y extrapolables –ese modelo que salía de ‘Operación Triunfo’–. Así lo dice él mismo: “El cantante simpático era amigo de sus amigos. Le encantaba viajar, pasear y estar con los suyos. Y reaccionaba encogiéndose de hombros ante su recién adquirido caché de ídolo nacional y ciudadano millonario. Las letras de sus canciones evitaban cualquier atisbo de hermetismo, doble sentido o interpretación abierta. No usaban figuras retóricas poéticas ni estructuras narrativas. Cantaban de manera sencilla sobre amores sencillos. Y eso dice más del público que los escuchaba que de los propios artistas: que ‘El viaje de Copperpot’ sea un disco innegablemente generacional solo significa que la generación que lo hizo suyo no tenía nada contra lo que rebelarse. Era una generación mucho más emocional que intelectual. Y, sobre todo, era una generación con una visión simplista de la realidad, auspiciada por el mundo que le había tocado vivir”. Valga este extracto como prueba definitiva del ojo clínico con que Sanguino aborda todo lo que ocurrió en 1997.

En estas páginas, Mónica Naranjo es una frontera que el autor se salta continuamente para hablar de otros temas, y eso es precisamente lo que convierte el ensayo en una lectura vibrante con la que entender un momento crucial en la historia reciente: ese momento en que el gay pasó a ser aceptado, normalizado y cortejado por el capitalismo precisamente por entenderlo como un consumidor sin hijos pero con dinero; en que las chonis empezaron a reivindicar con orgullo unas coordenadas culturales que se han acabado por convertir en biblia de las nuevas tendencias, y en que las amas de casa se revelaron como fuerza feminista que demandaba respeto a base de encumbrar productos culturales en los que se veían reflejadas. “Los motivos por los que el sistema vituperaba a Mónica eran los mismos por los cuales vituperaba a esos tres demográficos: por su vulgaridad, por su exceso, por sus gritos, por su sexualidad, por su estética elegida. Mónica no solo era un ídolo para ellos, sino que ejercía como una proyección hiperbólica de cómo se veían a sí mismos: marginados, cansados, furiosos e insatisfechos sexualmente”, escribe Sanguino.

Dicho de otra forma: este ensayo es un verdadero dos por uno que incluye un detalladísimo despiece de todo lo que concierne al disco en cuestión –sus antecedentes, su gestación, su grabación, su estilo, sus logros musicales, sus problemáticas, sus polémicas y, claro, también su éxito y sus implicaciones tanto en la carrera de Naranjo como en su tensa relación con Sony– y, como regalo, le añade una gozosa panorámica de un momento histórico en el que jugó un papel vital. Y aunque el libro no incluye declaraciones de la propia Naranjo, que declinó la invitación a participar con su propia voz, sí que incluye las palabras de muchos de los actores que estuvieron involucrados de primera mano en el éxito del disco –productores, responsables de la discográfica, etc.– y que ayudan a resignificar su valor tanto sociocultural como comercial. Actores que acompañan a Juan Sanguino en su disección de una lucha de poder realmente apasionante en la que Mónica batalló en un panorama en el que había demasiados cojones para, al final, demostrar que podía triunfar con to su coño. ∎

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