Junji Ito (Nakatsugawa, 1963) se ha convertido en el nombre de referencia del cómic de terror japonés en todo el mundo gracias a su sensibilidad única para ofrecer una inquietante mirada como narrador que tan pronto picotea del body horror, de lo sobrenatural, del lado oscuro de lo cotidiano o del miedo a lo incomprensible en el sentido más cósmico y lovecraftiano de la palabra. Este protésico dental convertido en autor superventas ha perfeccionado una fórmula que modula con precisión las emociones fuertes del género y marca un tono aceptablemente tremendo para el gran público. Entre sus claves están unos referentes bien exóticos y el uso muy saludable del grand guignol y el golpe de efecto en pequeñas dosis, convertido en canon por los cómics de terror de la editorial norteamericana EC Comics en títulos como “Tales From The Crypt”, que actualmente publica en España Diábolo Ediciones.
Esta propuesta, unida a una reconocible identidad visual, ha convertido a Junji Ito en el autor de terror japonés más publicado fuera de sus fronteras. En nuestro país, su obra ha sido editada de manera profusa, tanto sus principales trabajos de largo formato como diversos recopilatorios de sus características historias breves. El más reciente, “Junji Ito: Maestro del terror. Naturaleza desbocada” (2023) aparece coincidiendo con otro hito del maestro japonés del terror como es la serie de animación “Junji Ito Maniac. Relatos japoneses de lo macabro” (2023) que ha estrenado en todo el mundo la plataforma de streaming Netflix. De hecho, tres de los diez relatos que incluye este volumen que recopila de manera temática material previamente publicado en orden cronológico por la serie “Relatos terroríficos” (2016-2018) han sido adaptados en alguno de los doce capítulos disponibles de la serie de Netflix. Se trata de “Moho” (1997), “El extraño cuento del túnel” (1998) y “Lo que el mar arrastró a la playa” (1997), tres buenos ejemplos de la amplitud de miras con la que Junji Ito exprime las posibilidades de asustar y remover al lector a partir de un concepto general: en este caso, la naturaleza se manifiesta a través de la extraña invasión de una casa, las misteriosas desapariciones en un túnel y el naufragio en la orilla de una playa de una enorme criatura marina.
En su búsqueda del terror a través del shock y lo imposible, Ito visita poblados amenazados por vampiros, institutos plagados de esporas o psicotrónicos valles de espejos infinitos, sin dejar de lado la leyenda urbana o el folk horror. El dibujante deambula por esta sucesión de tropos del género de la mano de protagonistas que rara vez despiertan simpatía y cuyo comportamiento, casi siempre mezquino o egoísta, contribuye a cargar el ambiente enrarecido marca del autor y que ayuda a hacer identificable y dotar de personalidad a la mélange de referencias que maneja el nipón. Como suele suceder en las recopilaciones de historias cortas, algunas funcionan mejor que otras puestas en fila. En este caso, la premeditada disparidad de foco que imprime Junji Ito a sus creaciones mantiene el interés hasta la última página. ∎