Libro

Kathleen Hanna

Rebel Girl. Mi vida como una feminista punkLiburuak, 2024

Kathleen Hanna (Portland, 1968) reconoce en el prólogo de “Rebel Girl. Mi vida como una feminista punk” (“Rebel Girl. My Life As A Feminist Punk”, 2024; traducción de Martina Scherschener, Mercedes Carrocio y Valentina Martinera) que, aunque lo que querría contarnos es su faceta musical, no puede separarla de las experiencias recurrentes de violencia machista que han ido modelando su forma de ser y de moverse por el mundo. Y con eso en mente, bajo el título de la canción que se convirtió en himno del movimiento riot grrrl y el feminismo punk de los noventa, va desgranando una historia adictiva y agridulce que te hace devorar las páginas de su autobiografía.

En este libro Kathleen repasa su vida desde los comienzos: una infancia marcada por un padre abusivo y una hermana cruel en la que pronto descubrió que, para la sociedad, las niñas no merecían el mismo trato que los niños. Y vamos entendiendo sus miedos y decisiones posteriores adentrándonos en su adolescencia convulsa en una familia desestructurada, la desigualdad de sus primeras relaciones de pareja, el desprecio del director de su instituto o las humillaciones paternas.

En un momento en el que el grunge estaba a punto de explosionar, una parte importante del libro la ocupa su llegada a la escena universitaria de Olympia. Allí desarrolla sus inquietudes y vuelca su descontento en el arte mientras hace amigos como Kurt Cobain, Tobi Vail o Donna Dresch. Allí también queda impactada por el directo de Babes In Toyland, ve violentados públicamente sus proyectos universitarios y empieza a foguearse en el circuito de spoken word. Y, mientras en la ciudad de al lado (Seattle), reina el hard rock, en Olympia un punk lo-fi mucho más desenfadado se convierte en el caldo de cultivo perfecto para Bikini Kill.

Simultáneamente, vemos como Hanna comienza su voluntariado con víctimas de abuso sexual y trabaja como stripper para poder pagar sus estudios en Evergreen. Y ambas cosas dan forma a esa visión propia del feminismo que ha guiado su vida. Un feminismo que choca, por diferentes motivos, con las corrientes dominantes de la ideología.

Su vertiginosa historia nos lleva también desde las extenuantes giras autogestionadas hasta el apoyo que recibieron de Ian MacKaye (a pesar de que la escena hardcore de Washington D.C. en esos momentos consideraba a las mujeres poco más que percheros de sus novios) o de Joan Jett. Y se recrea en el comienzo casi espontáneo del movimiento riot grrrl, su crecimiento, sus claroscuros y contradicciones, y cómo Hanna, identificada involuntariamente como su representante, se vio de pronto abrumada por la responsabilidad.

El libro tampoco evita las tensiones en las relaciones internas de Bikini Kill, ni los sucesos con Courtney Love, ni su relación con Adam Horovitz de los Beastie Boys (quien llevó estabilidad a su vida), ni las enfermedades que la mantuvieron fuera del foco. Y llega prácticamente hasta nuestros días.

Enriquecedor y bien estructurado. Debería ser de lectura obligada tanto por los pasajes que arrojan luz sobre etapas imprescindibles en la música alternativa como para entender cómo se forjó el feminismo de una de las mujeres más determinantes en la lucha por la igualdad en el sector cultural. ∎

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