La revista de manga ‘Garo’ se fundó en 1964 con un objetivo: dar a conocer a los autores más jóvenes de la escena nipona publicando sus primeros trabajos (y pagándoles poco o nada, pero eso es harina de otro costal). Esto convierte a la revista en un contenedor donde cabe todo tipo de experimentación gráfica y narrativa, lejos de los géneros y del tradicional público infantil. O dicho de otro modo: si querías ser un dibujante cool en la Japón de los sesenta, tenías que publicar en ‘Garo’. Y la primera mujer que figura en la nómina del magacín es la japonesa Kuniko Tsurita (1947-1985), artista de la que Gallo Nero acaba de editar la primera antología de su obra en castellano, “Flight”.
Tsurita debutó en ‘Garo’ en 1965, cuando todavía iba al instituto. Recibió numerosas críticas de los lectores, algo que hizo mella en su ánimo, y su trabajo fue publicado posteriormente en otras revistas como ‘Young Jump’, de menor tirada. El volumen hace un recorrido cronológico y bastante completo de su obra a través de 29 historias cortas. La energía juvenil de sus primeros trabajos deambula desde una particular ciencia ficción apocalíptica –en “El entierro de la humanidad” (1965)– a la comedia de situación autobiográfica en “Esta historia” (1966). Su primera etapa culmina con la peculiar saga que compone con “Jin Roku” (1967), “La tragedia de Himeko Rokunomiya” (1967), “Huida para la gloria” (1967), “Diario de un loco” (1967) y “Madame Haruko” (1968), poblada por todo tipo de personajes estrafalarios obsesionados por el éxito literario, amasar pasta de cualquier manera y el amor, que mueren y resucitan según convenga. Tsurita desbarra entre un profundo angst existencial y chistes tontísimos, con un dibujo absolutamente libre que tiene un ojo puesto en la tradición nacional (el inevitable Osamu Tezuka) y otro en el arte pop europeo. Su trazo es urgente y mutante, con una saludable alternancia entre la plumilla más delicada y el pincel más grueso.