Cómic

Marta Altieri

Hotel AbuelReservoir Books, 2025

“Joselito”, el webcómic autoeditado por Marta Altieri (Sevilla, 1987) que precede a este “Hotel Abuel”, parecía venido desde el futuro. Sus once capítulos, publicados entre 2018 y 2021, construían una especie de shonen romántico y costumbrista, de lectura fragmentaria y absolutamente abierta en la que se exprimía hasta todos los límites las posibilidades del medio web a través del uso de GIFs, músicas o distintas posibilidades expresivas del scroll. Tal era el caso que entre los seguidores de aquel cómic se solía recomendar disfrutar cada episodio al menos dos veces, en navegador web y en móvil, ya que eran experiencias muy distintas. “Joselito”, junto al videojuego “Super Hexagon”, “Mad Max. Fury Road” y la música de PXXR GVNG o PC Music, pertenece a una era de hedonismo digital y optimismo tecnológico en la que el sobreestímulo era un valor, antes de que las sospechas acerca del déficit de atención y el auge del fascismo algorítmico se cerniesen por completo sobre nosotros.

Por eso era razonable mostrar cierta sospecha hacia “Hotel Abuel”, en el que Altieri emplea el tradicionalísimo medio del libro impreso, pero a las pocas páginas resulta evidente que la modernidad de su autora opera mucho más allá del código html y los vídeos de YouTube incrustados: su mente y manos transpiran internet y su narrativa participa de un fluir de la conciencia que tiene mucho más que ver con pasar media hora en TikTok o leer el chat de un stream en directo que con casi cualquier cómic que se publica este mes. Su estilo gráfico, por otro lado, mezcla la silueta pixelada en negro sobre fondo blanco con destellos de expresivo color, fotografías del mundo real, tramas y capturas de Google Maps, creando una sensación de familiaridad al leerlo, pero siempre con la sensación del descubrimiento de algún recurso nuevo a la vuelta de la esquina.

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Es de suponer que el paso al libro en papel tenga una comprensible motivación económica, pero “Hotel Abuel” lo sabe hacer venir muy bien al usarlo de forma consecuente para mostrarnos a Joselito a los 73 años (ahora, por tanto, simplemente “Joselo”), ingresado en una residencia de ancianos. En esa residencia, el homónimo hotel, un grupo de internos, un par de trabajadores y algunos visitantes nos permiten acercarnos a sus placeres y angustias vitales. Hay, por tanto, a lo largo de sus páginas un curioso acercamiento a lo “generacional”, una visión de la vejez que podríamos tener los nacidos en el último cuarto del siglo XX, lo que va desde una residencia en la que sirven kebab hasta la expresión del anhelo amoroso en crípticos fanfics o la misma concepción de la vida como un reality show.

Pero si algo destaca en “Hotel Abuel”, como ya pasaba en “Joselito”, es la tremenda humanidad de su mirada. La espontaneidad del trazo estilo paint se contagia de la de sus personajes, siempre excéntricos, enamorados de alguien e hiperfijados en los asuntos más improbables. Alrededor de sus protagonistas hay siempre un universo, la carga de un pasado al que apenas tenemos acceso, el cariño y el respeto hacia el tema que esperamos de una de las autoras definitorias del medio en los últimos años. ∎

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