Martin Aston: buceando en las aguas de 4AD.
Martin Aston: buceando en las aguas de 4AD.

Entrevista

Martin Aston y una escudería legendaria llamada 4AD

Martin Aston es un veterano periodista freelance todavía activo en medios prestigiosos como la revista musical británica ‘Mojo’. Cuenta en su currículum con entrevistas a Lou Reed, Tom Verlaine, Morrissey, Alex Chilton o The Cramps, trabaja en la edición de libros y ha escrito biografías sobre Pulp o Björk, además de “A contracorriente. La historia de 4AD”, publicado en castellano por la editorial barcelonesa Contra. Charlamos con el autor sobre el sello, su fundador, su ética y su estética.

El nombre de Ivo Watts-Russell es indisoluble de 4AD, uno de los sellos más importantes de la historia de la música independiente británica. Dirigió la marca entre 1980 y 1999, año en el que vendió sus participaciones a la matriz Beggars Group. Octavo hijo de una familia aristocrática inglesa venida a menos, hoy vive retirado en la villa estadounidense de Lamy, en el condado de Santa Fe, Nuevo México.

Contamos alguno de los artistas más relevantes que han pasado por 4AD hasta el día de hoy: Bauhaus, The Birthday Party, Dif Juz, Cocteau Twins, Dead Can Dance, Throwing Muses, M.A.R.R.S., Pixies, Pale Saints, Lush, Red House Painters, Mojave 3, Blonde Redhead, Scott Walker, TV On The Radio, The National, Stereolab, St. Vincent, Future Islands, Big Thief, U.S. Girls o el proyecto bandera del propio Watts-Russell, This Mortal Coil.

Y recuperamos el resuello para hablar vía Zoom con Martin Aston, autor de “A contracorriente. La historia de 4AD” (“Facing The Other Way. The Story Of 4AD”, Harper Collins, 2013; Contra 2025; traducción de Ibon Errazkin) sobre este recomendable volumen que por fin se ha publicado en castellano.

Cocteau Twins en 1985 (imagen promocional de 4AD).
Cocteau Twins en 1985 (imagen promocional de 4AD).

Es un libro muy voluminoso, ¿cuánto tiempo tardaste en tenerlo listo?

Alrededor de 18 meses. Para el libro hice 115 entrevistas y con Ivo llegué a hablar unas 80 horas…

También fuiste a visitarlo a Estados Unidos.

Sí, estuve una semana en su casa. Recelaba de un libro que hablara sobre 4AD y quería que se ajustase todo lo posible a la verdad aunque fuese complicado. Revivir todo aquello y tener que leerlo era duro para él… A principios de los años noventa cambió la industria discográfica, las multinacionales irrumpieron en el mercado alternativo, proliferaron los formatos exigiendo más música a las bandas, que de vuelta incrementaban sus exigencias al sello, la MTV exigía producir vídeos, 4AD decidió expandirse a Estados Unidos... Todo aquello lo acabó desbordando porque además era una persona que se implicaba mucho personalmente…

¿Era muy controlador?

Nunca quiso influir en la música de sus artistas, confiaba en ellos, aunque como director del sello tenía su propia idea sobre qué podía funcionar, qué canciones incluir, qué orden tendrían... Kim Deal todavía contacta con él para preguntarle por esto último. Sigue siendo una especie de mentor…

Vaughan Oliver (1957-2019), el diseñador gráfico de 4AD, es otro personaje clave…

Era un gran bebedor, con una personalidad expansiva pero también un tipo sensible y vulnerable; solo que lo escondía tras aquella fachada salvaje. Ivo era más reflexivo. Se complementaban muy bien.

Vaughan Oliver, en 1983, en la oficina de 4AD.
Vaughan Oliver, en 1983, en la oficina de 4AD.

Algunos grupos se resistían a verse encasillados por sus portadas…

Yo lo veo más como una cooperación. Brendan Perry, de Dead Can Dance, o Throwing Muses creían que Oliver no captaba bien su música, pero entonces Oliver les recomendaba a otros diseñadores… Su trabajo es increíble, como el de Peter Saville en Factory Records. Ambos querían ofrecer algo más que la suma de las partes, aunque Vaughan hizo más portadas, sus diseños son más imaginativos, tienen más alcance al estar menos apegados a ciertos movimientos estéticos… En 4AD hay un sentido de continuidad artística, por eso se convirtió en algo tan importante para mucha gente deseosa de coleccionar los discos, contemplarlos, descifrar su significado. No era solo la belleza de las imágenes, sino cómo encajaban con la música, a dónde los conducían, lo cual añadía mucha más profundidad…

4AD también evitaba una identificación ideológica a diferencia de las nuevas tendencias del arte a partir de Mayo del 68…

No es que Ivo desatendiera lo que sucedía a su alrededor, pero en 4AD no había una posición política o filosófica, solo tenía que ver con la música. Tampoco seguían una tendencia musical ni buscaban hacer fichajes estelares. Tenía más que ver con un sentimiento de pureza si quieres, con un estado de ánimo muy emocional, melancólico, evocador… Un misterio que Oliver capturó perfectamente en sus portadas. 4AD planteaba más preguntas que respuestas. Por ejemplo, en las letras de Cocteau Twins nunca captarás sus puntos de vista personales, sus ideas políticas. Todo está en el sonido.

“El trabajo de Vaughan Oliver es increíble, como el de Peter Saville en Factory Records. Ambos querían ofrecer algo más que la suma de las partes, aunque Vaughan hizo más portadas, sus diseños son más imaginativos, tienen más alcance al estar menos apegados a ciertos movimientos estéticos”

Es lo que hace atemporal a 4AD.

Exacto. No estar asociado a un período determinado de la historia, escapar de todo eso… Es como un sueño, ¿sabes?, como una película de David Lynch que vive en su propio mundo, en su propia atmósfera. Gran parte de la música de 4AD no es algo que puedas entender fácilmente. Esa es su belleza y por eso perdura… Por otro lado, tampoco está atada a un sonido determinado, como esas baterías de los ochenta o la electrónica de los noventa.

En eso, Dead Can Dance son paradigmáticos.

Buscaban inspiración en la música de los siglos XIV, XVI, XVIII, de Oriente Medio, Europa del Este, Australia… Cuando Ivo escuchaba las maquetas sabía valorar la música sin un objetivo comercial, solo le interesaba su singularidad. Cocteau Twins tenían al principio una pequeña influencia de Siouxsie And The Banshees, pero rápidamente hicieron algo único. Throwing Muses o Pixies tampoco suenan a nada anterior. Sucedía al revés, todas estas bandas influyeron en los sonidos que llegaron después.

Se acusaba a 4AD de publicar música depresiva. ¿Procede el gran arte de la infelicidad?

Es una idea romántica, pero falsa. ¿Era infeliz David Lynch o solo quería expresarse de una forma diferente? Mucha de la mejor música de 4AD no nació de la tristeza o de estar atormentado, sino de sentirse vulnerable, sensible, complejo. ¿Hay alguien libre de conflicto en la vida? No lo creo.

Martin Aston y Ivo Watts-Russell en Nuevo México, 2012 (preparando el libro). Foto: Martin Aston
Martin Aston y Ivo Watts-Russell en Nuevo México, 2012 (preparando el libro). Foto: Martin Aston

Si tuvieses que elegir una banda de 4AD…

Mi álbum favorito es el primero de Throwing Muses (se refiere a “Throwing Muses”, de 1986). También me siento muy cercano a Red House Painters. Fui yo quien pasó su primera maqueta a Ivo. Los tres primeros álbumes del grupo son muy importantes para el sello. En conjunto, la obra de Dead Can Dance también es increíble, pero si tuviese que escoger un grupo que estableciera el ADN de 4AD, tendría que ser Cocteau Twins por su sonido y su visión, sin olvidarnos del proyecto más personal de Ivo, This Mortal Coil.

Llama la atención la cantidad de mujeres en 4AD, ¿era consciente?

Si te fijas, había muchas parejas, a menudo disfuncionales (se ríe)... Pero no creo que fuese premeditado por parte de Ivo, sino su reacción al escuchar aquellas voces. Antes había cantantes increíbles, Emmylou Harris, Laura Nyro… pero el punk las animó a expresarse más, a cantar en bandas. Después de irse Ivo, 4AD siguió fichándolas. Puede que sea el sello con mayor porcentaje de mujeres…

Imagen promocional de 4AD de Throwing Muses, 1986. Foto: Kristen Sweder
Imagen promocional de 4AD de Throwing Muses, 1986. Foto: Kristen Sweder

¿Intentaste entrevistar a Elizabeth Fraser, de Cocteau Twins?

La primera vez que lo intenté ni me contestaron. Pero estoy muy feliz de contarte que al fin lo he conseguido. Creo que actualmente Elizabeth es una persona más feliz, ha hecho las paces con sus recuerdos… He incluido la entrevista en el epílogo ampliado de la nueva edición inglesa que saldrá el año que viene haciéndolo coincidir con el decimotercer aniversario del libro. Curiosamente, también en 4AD esperaron a celebrar su primer aniversario a los trece años de su fundación, desde 1980 hasta 1993, publicando el recopilatorio “The 13 Year Itch”, con una semana de conciertos, etc. El título jugaba con el dicho inglés “seven year itch” (que significa la “comezón del séptimo año”), cuando los matrimonios se empiezan a inquietar (ríe). Para que después digan que en 4AD no había sentido del humor…

Lo de Fraser habrá sido como completar el círculo…

Sí, pero no te hagas muchas ilusiones. Siempre está diciendo “mi memoria es horrible”, “eso no lo recuerdo”… Y tampoco es una persona muy nostálgica. Hablamos de “Song To The Siren”, el tema de Tim Buckley que cantó para This Mortal Coil y que ha vuelto a interpretar en directo con Massive Attack, pero nunca habla de Robin Guthrie (su expareja y guitarrista de Cocteau Twins) o de Jeff Buckley, con quien tuvo una breve relación…

“Mi álbum favorito de 4AD es el primero de Throwing Muses. También me siento muy cercano a Red House Painters. Fui yo quien pasó su primera maqueta a Ivo. En conjunto, la obra de Dead Can Dance también es increíble, pero si tuviese que escoger un grupo que estableciera el ADN de 4AD, tendría que ser Cocteau Twins”

¿Lo intentaste con Nick Cave?

Es el otro “gran nombre” (lo entrecomilla con los dedos) que no pude entrevistar. Siempre está ocupado. Les pedí al menos 15 minutos pero ni siquiera estoy seguro de que su mánager le dijera algo. En realidad estuvo muy poco tiempo en 4AD, solo al principio de su carrera, pero sí pude hablar con Mick Harvey. Me dio mucha información.

Cave ha acabado teniendo otro tipo de éxito…

Algo interesante en los artistas de 4AD es que no querían saber nada de la fama. Pixies, The Breeders, Belly, Cocteau Twins, todos parecían caerse a pedazos todo el tiempo, evitaban ese tipo de presión... El único número uno que tuvo el sello fue “Pump Up The Volume”, con M.A.R.R.S., pero todo aquello conllevó tantos problemas que nunca más lo volvieron a intentar. ∎

Una tristeza muy hermosa

“A contracorriente. La historia de 4AD”
(Contra, 2025)

Setecientas quince páginas conforman “A contracorriente. La historia de 4AD”, con la habitual traducción al castellano de Ibon Errazkin, el imprescindible diseño gráfico original de Vaughan Oliver –“en China se interesaron, pero querían cambiar la portada y con la edición francesa ya tuvimos suficiente”, nos comenta Martin Aston– y la presencia permanente de un cazatalentos, empresario, mecenas y gurú llamado Ivo Watts-Russell.

A lo largo de sus 25 capítulos y un posfacio escrito en febrero de 2025, el periodista relata las dos primeras décadas de existencia de 4AD sin descuidar, mucho más brevemente, los últimos pasos de una casa discográfica que sigue funcionando en la actualidad. Y lo hace fundamentado su minucioso texto, año a año, disco tras disco, en los testimonios directos de sus principales protagonistas, ya fuesen músicos, diseñadores, fotógrafos, productores, directivos, distribuidores, etc., disfrutando al menos cada uno de ellos de sus cinco minutos de fama gracias al empeño de un autor que cancela definitivamente toda tentativa ulterior de volver a explicar la historia de 4AD porque este libro, con su detallismo y extensión, parece definitivo.

Sin bajones hagiográficos significativos, Aston entrelaza los múltiples vectores de una discográfica inicialmente asociada a la estética gótica y el post-punk, pese a su coherente diversificación posterior y a la enorme cantidad de anomalías que integraron desde el principio un catálogo con radicales libres como Matt Johnson (The The), The Happy Family (Momus), M.A.R.R.S. (miembros de Colourbox y A.R. Kane), The Wolfgang Press, Las Voces Búlgaras, Richenel o los islandeses GusGus. En 4AD, cuyas siglas no significan nada concreto, las líneas que separaban el negocio de lo estético quedaron difuminadas durante mucho tiempo, todo lo que pudo el entusiasmo y el buen gusto de Ivo Watts-Russell, creyente a contracorriente del viejo lema de “el arte por el arte” hasta que se impuso la cruda realidad. ∎

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