Los estudiosos de
Richard Linklater tienen en
“Todos queremos algo” (“Everybody Wants Some!!”, 2016) ejemplos a manta para establecer correspondencias entre esta película y el resto de su filmografía. Que si es una “secuela espiritual” (no sé en cuántos sitios lo he leído ya) de
“Movida del 76” (1993). Que si es un retrato coral, polifónico y extravagante de la América
teenager a la manera de
“Slacker” (1990). Que si la entrada en la universidad vuelve a aparecer como un rito de paso trascendental en la vida de unos personajes, del mismo modo que en el punto y final de
“Boyhood (Momentos de una vida)” (2014)… Ojo, que todos estos análisis son acertados. No obstante, también cabría preguntarse cuánta nostalgia idealizadora es capaz de soportar la filmografía de Linklater cuando el contrapunto que aporta a su discurso previo es tan tenue.