“Anamnesis” es un término griego que Platón empleó para referirse a la idea de que conocer es siempre recordar, y que solo puede saberse lo que siempre se ha sabido, aunque se haya olvidado. El concepto es idóneo para esta nueva entrega de la saga de “Las aventuras del Capitán Torrezno” (2001-), que llega cinco años después de “La última curda” (2018), ya que el clímax de “Anamnesis”, anunciado en su cubierta, consiste en un momento largamente esperado: Torrezno, protagonista de la historia, descubre al fin que se encuentra preso en un mundo en miniatura construido en un sótano.
El Micromundo es el escenario en que Santiago Valenzuela (San Sebastián, 1971) ambienta desde hace ya casi veinticinco años (nada menos) las andanzas de este perdedor, Torrezno, un parroquiano más de un bar castizo que, sin saber cómo, acaba envuelto en las intrigas de este mundo poblado por una mezcolanza de culturas combinadas en caótico sincretismo, fruto de los ecos distorsionados que llegan del mundo exterior y de las dudosas enseñanzas del demiurgo de este lugar, el funcionario José Hilario.
En esta última entrega, una de las facciones del Micromundo ha llegado a tal grado de avance tecnológico que ya domina internet y construye robots, mientras que Torrezno se ve sumido en un sueño febril en el que recuerda qué le sucedió antes de llegar al Micromundo, en una larga escena que sirve a Valenzuela para introducir la duda ontológica sobre la existencia del mundo, aunque, como siempre, teñida de su particular humor y de una caricatura que, pese a haberse ido moderando con el paso del tiempo, sigue presente.
A estas alturas es cierto que la saga resulta impenetrable para cualquier lector que no la haya seguido religiosamente: no hay clemencia para el neófito. Incluso si se han leído los libros anteriores es inevitable una cierta sensación de desbordamiento durante las primeras páginas, no solo por la cantidad de conceptos que el autor puede esparcir en cada viñeta, sino también porque esa densidad textual se ve acompañada de un dibujo barroco que no escatima en detalles. Leer “Anamnesis” exige un esfuerzo, pero este se ve recompensado con creces: se trata de uno de los mejores libros de la serie, rico en ideas, que profundiza además en el correlato metanarrativo que Valenzuela inició un par de libros atrás mediante extensos epílogos y que, al mismo tiempo, engancha con las tramas más folletinescas.
Lo que hace el autor, en suma, es un arriesgado ejercicio de equilibrismo: una obra intelectual de altos vuelos que, sin embargo, por la vía del humor, se aleja de la pedantería. “Las aventuras del Capitán Torrezno” es al mismo tiempo una gigantesca charada de la que Santiago Valenzuela nos hace cómplices y una obra de gran ambición narrativa, que él se toma tan en serio como para consagrarse a su realización con dedicación obsesiva.
Esta reciente entrega viene de la mano de Astiberri, editorial que asume la tarea de continuar con la serie e insuflar nueva fuerza en el mercado, y que además inicia la reedición del resto de libros que componen la saga, comenzando por un volumen que recoge los dos primeros: “Horizontes lejanos” y “Escala real”, publicados originalmente en 2001 y 2003, respectivamente. ∎