Sofi Oksanen

Novela tras novela, la reconocida escritora fino-estoniana Sofi Oksanen (Jyväskylä, 1977) reclama la atención del mundo, en especial de Europa occidental, sobre la cultura belicista rusa, luego soviética y, más tarde, de la Federación Rusa. La autora de la galardonada “Purga” (2008; Salamandra, 2011) denuncia que la desinformación y la alteración de los hechos históricos son una constante en la propaganda oficial rusa. “Década tras década, Rusia sigue perpetuando un crimen sin castigo y un castigo sin crimen”.

La literata no tiene reparo en señalar la inoperancia de Europa occidental, que en aquello que tiene que ver con Moscú, como un conflicto armado, suele confundir la paciencia con la inopia. Ucrania es un estado soberano, agredido por un estado vecino, al que le unen lazos culturales, históricos y sociales. Según la escritora, “los rusos están convencidos de que, al igual que Polonia y los países bálticos, la Ucrania independiente no es más que una invención de un pueblo pequeño e histérico. De ahí, la sorpresa occidental ante la resistencia ucraniana”.

En esta su séptima obra, un ensayo vestido de novela histórica,“Dos veces en el mismo río. La guerra de Putin contra las mujeres” (“Samaan virtaan. Putinin sota naisia vastaan”, 2023; Salamandra, 2024; traducción de Laura Pascual Antón), la hija de un electricista finlandés y una ingeniera estonia, que estudió literatura en las universidades de su ciudad y en Helsinki, vuelve a interesarse por Ucrania y las agresiones contra las mujeres, que también alcanzan al género masculino, por parte de las fuerzas rusas. “La violencia sexual hacia los hombres en centros de detención, prisiones y campos de concentración es una práctica generalizada y una amenaza constante para los prisioneros de guerra (…); los hombres, son, incluso, víctimas de castraciones y, sin embargo, las mujeres suelen ser las únicas en arriesgarse a salir a la escena pública”.

La sólida y bien estructurada narrativa de Oksanen toma velocidad de crucero al exponer casos determinados, que no duda en considerar como genocidio. “Rusia es un ejemplo clásico de Estado autoritario y patriarcal que limita el derecho de las mujeres a decidir cuántos hijos quieren tener, cuya legislación relacionada con la violencia sexual y las agresiones machistas es, en el mejor de los casos, tibia”. La actitud de Moscú también afecta a la población rusa, cosa que conlleva un pensamiento crítico sin fisuras. La escritora María Stepánova –fuera del país– en “En memoria de la memoria” explica que la sociedad rusa se mueve de desgracia en desgracia, de la guerra a la revolución, al hambre, a la represión masiva, y a una nueva guerra y a nuevas represiones. La finesa participa de estas ideas. Es más, acusa a Putin de hacer uso de la misoginia para mantenerse en el poder.

Las palabras de la novelista son tan diáfanas que agarrotan el alma. La denuncia va más allá del hostigamiento a las mujeres: el desplazamiento forzado de miles de personas –hecho tipificado como genocidio por la legislación penal internacional–; la prohibición de expresarse en las lenguas propias; los programas educativos dirigidos para borrar la cultura y la historia de los terrenos anexionados también son totalitarismo. No puede haber simpatía para semejante destrucción de la esencia humana, cubierta por sangre envenenada de aberración: Oksanen lo denomina rusificación.

Para la ensayista nórdica el dolor arranca con la biografía de su tía abuela, que fue víctima de una atrocidad en 1941, por parte del ejército ruso, durante la invasión de Estonia. La respuesta de la mujer fue dejar de hablar. Ni quiso casarse ni ser madre. Para la autora de “El parque de los perros” (2019; Salamandra, 2022), la memoria de la barbarie en Europa, en particular durante el siglo XX, está viva en su obra. Para el lector desmemoriado, Sofi Oksanen no duda en recordárselo: “A menudo olvidamos que la paz es una anomalía en la historia de la humanidad”. ∎