Serie

Tulsa King

Taylor Sheridan(T2, SkyShowtime)
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Ya en su primera temporada, “Tulsa King” (2022-) combinaba varios rasgos de estilo de sus dos creadores principales. Ahí estaban el gusto por el relato gansteril que ha vehiculado la trayectoria de Terence Winter (aquí showrunner) y la explotación de la épica fronteriza, amén de la recuperación para la causa de actores veteranos, tan propias de Taylor Sheridan.

Aquí, sin embargo, los dos se alejaban de la pétrea gravedad de, pongamos por caso, “Boardwalk Empire” (Terence Winter, 2010-2014) o “1883” (2021), pues “Tulsa King”, ya desde su premisa argumental, desprendía un claro aroma a divertimento pulp. El veterano mafioso neoyorquino Dwight Manfredi (Sylvester Stallone), recién salido de la cárcel tras una larga reclusión cumplida hasta el final en virtud de la ley de la omertà, era enviado a la yerma Tulsa a pasar sus últimos años. Alejado del bullicio de la ciudad que nunca duerme y sin posibilidad de sanear unas cuentas podadas de dígitos tras años de inactividad, Manfredi se puso a sembrar de amenazas su nuevo lugar de residencia utilizando la vieja técnica de la extorsión para ver si los ingresos empezaban a brotar. Y vaya si brotaron.

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Si la primera temporada era la del asentamiento, en esta segunda entrega el autodenominado General, ya amo y señor de su territorio, deberá hacer frente a las amenazas exteriores, personificadas, primero, en Carl Thresher (Neal McDonough), un empresario que, al igual que Manfredi, se dedica al negocio legal de la venta de marihuana, cuenta con unos asociados asiáticos habituados a negociar de modos expeditivos y posee un orgullo del tamaño del monte Rushmore. Después está Bill Bevilacqua (Frank Grillo), capo de la familia que domina Kansas City, un tipo al que nunca le había importado lo que sucedía en Tulsa hasta que se dio cuenta de que en la polvorienta Oklahoma los beneficios también podían germinar. Todo ello sin olvidar a los viejos amigos neoyorquinos de Manfredi, que también quieren la parte de un pastel con el que no contaban.

Que Taylor Sheridan ha construido su filmografía alimentándose, principalmente, del wéstern y del thriller en sus distintas variantes es algo evidente. Aquí, al tropo fundacional de la serie consistente en el forastero que llega a una nueva ciudad suma el de la preservación del territorio de enemigos externos, solo que aplicando los patrones de los crime & gangster films. La fórmula sigue funcionando a las mil maravillas, siempre que uno busque réplicas afiliadas, traiciones al por mayor, tiroteos filmados con solvencia y un sentido del humor que limpia el conjunto de cualquier atisbo de grandilocuencia.

La presencia de Stallone, que ejerce como tercer pilar autoral de la función (coescribe el primer y el último episodio de esta segunda entrega), y de dos actores que han interpretado a algunos de los villanos más imponentes de los últimos tiempos, ya sea en la ficción seriada o en los actioners de serie B, como Neal McDonough y Frank Grillo, debería ser indicativa de que a “Tulsa King” se viene a disfrutar. ∎

Chanchullos marca Stallone.
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