Serie

We Are Lady Parts

Nida Manzoor(T1, Filmin)
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Lo primero es la vergüenza, tanto en el proceso de encontrar pareja como en el de tocar en una banda de punk: sobre aprender a superarla y vivir cómoda siendo tú misma –con la ayuda inestimable de tu familia elegida– trata “We Are Lady Parts” (2021; estrenada ayer en Filmin), el debut como showrunner de Nida Manzoor. Siguiendo a Amina Hussain, una estudiante de doctorado que desea encontrar a alguien con quien sentar cabeza (y en su lugar encuentra una banda de punk que busca guitarrista), la serie de Channel 4 se coloca en la estela de una tradición de ficciones británicas que, con una estructura coming of age –pero librándonos por fin del instituto y de sus cuitas: hay vida y bildung más allá de los 25–, nos acercan al barro de lo que significa crecer en comunidad y compaginar las expectativas (propias y ajenas) con la siempre desagradable experiencia del rechazo.

Ligera y demasiado breve, pues diríamos que la primera temporada termina nada más acabar de engancharnos, tal vez lo más valioso de “We Are Lady Parts” sea precisamente cómo se preocupa de salvar las limitaciones autoimpuestas sin imponer ninguna desde fuera, sacudiéndose ella misma las expectativas que a menudo sostendríamos sobre una serie de vocación musical. Su protagonista no es, por decirlo de modo sencillo, “guay”: es una persona normal, y no vivimos en una era en la que una serie se deba preocupar por reformarla. Renunciando al que tristemente es a menudo el primer requisito para entrar en una escena musical concreta (que todo el mundo comparta una estética rompedora y común, que el capital social preceda y se mezcle con la práctica artística hasta convertir ambas en prácticamente indistinguibles), “We Are Lady Parts” democratiza la experiencia de la música recreándose en su aspecto más decente y accesible, en su capacidad para crear comunidad.

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Quizá la otra cara de esto suponga, también, la parte más inverosímil o la más “floja” de su propuesta: con influencias como Green Day, System Of A Down o New Found Glory, pese al atractivo temático de alguna de las canciones –y letras como “Broken by the empire, raised by MTV”, que integran temáticas propias de la diáspora islámica en Gran Bretaña con lugares comunes del pop punk de principios de siglo; esta canción en concreto recibe el nombre de “Fish And Chips”–, el EP de las composiciones de la serie, que se puede escuchar en Spotify, no constituye una apuesta musical demasiado interesante en sí misma. Escritas originalmente por la propia Manzoor en colaboración con su familia (su hermano Shez es el encargado de musicar la serie), lo que sí logran es priorizar el carácter lúdico y amateur de formar una banda de punk, reenfocando la actividad musical y logrando ponerla donde debería estar; al alcance de quien quiera desempeñarla.

Desterrando la vergüenza allá donde no puede tocarnos, la serie presenta no obstante una estética muy coherente y cuidada, especialmente en lo que a moda se refiere: como en un tebeo de superhéroes o una serie de animación, la diseñadora de vestuario PC Williams hace un gran trabajo construyendo y subrayando la individualidad de los diferentes personajes. Cada una de las chicas tiene una enorme personalidad y esta se expresa, también, a partir de la ropa, que dota de vida y de matices incluso a quienes no tienen tanto protagonismo: en la pulcritud y la forma de colocarse el hijab de Noor, la mejor amiga de la protagonista, por ejemplo, podemos atisbar su perfeccionismo, su preocupación por el qué dirán y su talento natural para acomodarse dentro de un molde que parece hecho a su medida; en la manera de vestir de Amina, no obstante, queda patente su carácter práctico, su desinterés por cultivar la parte más superficial de una personalidad. En cambio, la personalidad de la madre de Amina, moderna y sin velo, nos dice mucho de la relación entre ambas sin necesidad de emplear muchas palabras. “Vapeando” debajo de su niqab, es posible que Momtaz sea el personaje que más llame la atención en ese sentido; Nida Manzoor se propuso con ella, al emplear este velo que solo muestra los ojos, demostrar algo que no ha anidado en la mentalidad occidental: que es posible conocer a un personaje sin forzar el acceso a su rostro.

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Mostrando una comunidad diversa de mujeres musulmanas de distinto origen y con diferentes formas de vivir y expresar su fe, su sexualidad y sus planes de vida, la directora –que este año presentó en Sundance su primer largometraje, “Polite Society” (2023)– se niega a pagar los peajes que parecen necesarios cuando un proyecto toma por protagonista a una comunidad no cristiana o no blanca: rechaza plegarse ante esa mirada externa que obliga a las mujeres musulmanas a justificar sus decisiones o a supeditar todas las variables de su personalidad a su relación con esta parte de su cultura. Con un pequeño comentario sobre el uso de las redes en el que todas nos autovigilamos y nos dejamos vigilar, “We Are Lady Parts” señala la hipocresía y el sensacionalismo en el tratamiento mediático de este tipo de series mientras, como cualquier otra feel good comedy, solo busca desplegar una versión estilizada, amable y celebratoria del mundo y las personas. ∎

Mujeres musulmanas de distinto origen y con diferentes formas de vivir.
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