Álbum

Andy Shauf

NormAnti-[PIAS] Ibero América, 2023

Lleva ya media docena de álbumes el canadiense Andy Shauf y una de sus virtudes es saber dar unidad a sus discos, no necesariamente temática o cerrada. Quizá es solo coherencia con alto poder magnético. Es como si cada canción se derritiese sobre la siguiente. O como si el manto que les da calor se deslizase de una a otra cuando Shauf ya ha dejado dicho lo que quería contar, un anhelo, una observación, un leve apunte que tiene continuidad en los siguientes y van conformando algunas certezas.

Así ocurre en las tres primeras canciones de este disco, enlazadas en su cadencioso y exquisito devenir, como un primer salón donde comprender y degustar ya al máximo las posibilidades de un Andy Shauf que se maneja siempre en sutiles pero rotundas salidas por la tangente de lo convencional. Por ejemplo, desde el inicio de Wasted On You, es un sonido de melotrón, con unas pocas notas circulares, lo que da carácter a la canción. Ocurre lo mismo en Halloween Store. En “Telephone” es el juego de contratiempos entre las notas sueltas del bajo y los golpes solitarios de caja lo que suena inusual y acogedor al mismo tiempo. En esos colchones de plumas bien dispuestas, tan adaptables, la voz de Andy puede elevarse con esa ligereza cercana al falsete, y esa belleza que va implícita en cada melodía. Esas tonalidades con las que Shauf comparte un modo de hacer refugios sonoros en forma de canción, en la línea de Josh Rouse, Villagers o Barzin: gentes de clase innata.

Pero luego está el reverso, lo que se esconde bajo esa aparente placidez reconfortante. Resulta que el álbum que se iba a titular “Normal”, porque Shauff pretendía hacer unas canciones sin más hilazón ni preocupación formal, devino en “Norm”, el nombre de un personaje inquietante que, bajo la apariencia de una historia de simple deseo amoroso como “Telephone”, destapa a un acosador. O eso parece: siempre queda el enigma en una historia de vocación firmemente literaria, un poco noir, que van conformando las canciones.

John Ford no estaría de acuerdo con la colocación de la línea del horizonte justo en medio en la portada del álbum y sin embargo es interesante, muy interesante lo que evoca y esconde esa imagen: la calidez de los tonos amarillentos, naranjas y rojizos, que casi uniformiza cielo y tierra pero despliega innumerables matices. La calidez acústica con una batería ligeramente jazzy y reducida a los golpes esenciales (“Catch Your Eye”), la vocación pop de slow tempo atemporal tan setentero como contemporáneo, los fraseos siempre tan bien escogidos, y unas melodías que parecen haber aprendido de Burt Bacharach, no en exuberancia, pero sí en la capacidad de sorprender por el camino más inesperado, a veces incluso en el acorde final, como en You Didn’t See, otras en esos ambientes tan evocadores conducidos por vientos de madera (“Paradise Cinema”, “All My Love”) y nutridas armonías.

Cada canción es una pequeña pieza redonda, autosuficiente pero al servicio de una secuencia que va creciendo imparable. Y en poco más de media hora Andy Shauf, heredero también de los grandes cantautores con piano, completa un disco espléndido al que se hace adictivo volver una y otra vez. ∎

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