Álbum

Anímic

HannahBCore/Les Petites Coses/Error! Lo-Fi, 2011
Una portada en negro, un título que contiene un enigma y el esquema clásico de diez canciones. Un inicio majestuoso con “Trenco una branca”, folk progresivo a lo Pink Floyd (es un cumplido) con órgano catedralicio y coro solemne. Una letra que (creo) cita veladamente “Hanging On A Star” de Nick Drake, pero habla a su vez de sórdidas reuniones familiares y mesas llenas de comida (por un extraño cruce de cables, me hace pensar en la lúgubre “A Ceremony Of Carols” de Benjamin Britten). Con la que es seguramente la composición más ambiciosa de Ferran Palau hasta la fecha, Anímic parecen haber dispuesto la mesa para ponerse serios y hablar de cosas importantes. No es que “Hau o Hïu” (2007) o “Himalaya” (2009) no fueran ni serios ni importantes, a su manera, pero sí que se palpa ahora la necesidad de, al menos por un momento, dejar de ser percibidos como un colectivo de folk comunal de declinación experimental y dispersa. Este es un disco con vocación de obra total. Solo la intencionada bicefalia compositiva del grupo, dividida entre el acento neofolk de Louise Sansom, en inglés y más convencional, y la oscuridad folk casi gótica de Palau, en catalán y con dejes de genialidad, interrumpe la prometida continuidad. Y no por defecto de la primera, sino porque con canciones como “Taüt” (una especie de versión anímica del “Rascayú”), el segundo ha roto el molde.

Anímic tienen todavía pendiente una mayor integración entre armazón compositivo y decorado, pero incluso en este campo no es todo lo que parece: el grupo de Collbató es experto en inquietar nuestra imaginación. Tal vez no sea de recibo mencionar algunas atmósferas neocountry en la instrumentación que remiten a ciertos pasajes de American Music Club (me refiero a “Boirina”, o al inicio de “1979”, por ejemplo) y tal vez delaten lecciones aprendidas con Will Johnson, con quien compartieron conciertos el pasado verano. En cualquier caso, en este apartado merecen capítulo aparte los sublimes arreglos de cuerda de Jordi Matas, herencia clara del trabajo de Robert Kirby en el “Five Leaves Left” (1969) de Nick Drake.

“Hannah”, incluso con sus pequeños altibajos, termina por confundir la percepción del oyente. Aunque suene a mil cosas distintas, es una experiencia única. Misión cumplida. ∎

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