Últimamente se llevan mucho las chicas con voz de hombre, también llamadas contraltos, algo que, en lo que se viene a identificar como música folk, siempre ha sucedido. Recordemos a Bridget St. John, por ejemplo. O más recientemente, la canadiense Myriam Gendron, que en 2024 nos regaló “Mayday”. Pero lo que hace Anna B Savage es canción de autor con sugestivas variantes por mucho que use guitarra acústica. Apenas lo hace, por cierto, en su reciente colaboración con Mike Lindsay –más conocido como miembro del proyecto de folk experimental Tunng–, cuyo disco, “supershapes volume 1” (2024), viene curiosamente acreditado en exclusiva a este a pesar de la presencia vocal y autoral de ella en casi todo el álbum.
Hija de músicos de formación clásica –celebraba los cumpleaños asintiendo de niña a sus conciertos de Bach en el Royal Albert Hall–, Savage dispone ya de dos álbumes en cartera, “A Common Truth” (2021) e “in/FLUX” (2023), ambos también para City Slang –el segundo producido por Lindsay–, que muestran una sensibilidad híbrida entre lo tradicional y lo moderno. “You & i are Earth”, un disco que ella misma define como una “carta de amor dirigida a un hombre y a Irlanda”, se aleja de aquellas sonoridades pop arty para adentrarse en un mundo más sensual donde predominan las imágenes salvajes, especialmente las procedentes del mar. Pequeños experimentos como “Incertus”, de halo más wagneriano que barroco, son la excepción en el tercer disco de Savage, que quiere dejar las cosas bien claras: por encima de todo importan las buenas canciones, las melodías emotivas delicadamente interpretadas por esta cantante propietaria de un expresivo vibrato.
Puesto que habla mucho de amor, “Talk To Me” apunta a sea shanty empleando metáforas bastante cursis –“how your wind soothes my waves”; “When I cry you say I taste like the sea”– aunque de forma convincente. Esa literalidad a la hora de expresar los sentimientos de forma artística es una de las marcas que diferencian a Savage. Puede gustarte o no, pero a veces se agradece menos abstracción facilona. En “Lighthouse” sigue rasgando la acústica y de nuevo recurre a samples marítimos, resultando que el faro es “él” –aquí no podemos más que hacer la ola: seguro que la ven desde lo alto–. Aquí suena, desde luego no líricamente, entre Lou Reed y Tim Buckley, y el piano la eleva de pronto a otro nivel. El mar persiste, como en Sandy Denny, con la turbulenta “Donegal”, donde parece cuestionar el amor y la idea de hogar, o en “Big & Wind”. El clasicismo instrumental de Savage la emparenta con Nick Drake en “Mo Cheol Thú”, una de las canciones más mágicas del álbum, donde además se muestra una gran maestría en los arreglos en la tarea de embellecer con sentido una canción. En “I Reach For You In My Sleep”, la otra pieza central de “You & i are Earth”, que se situaría más cerca de la energía de un Fred Neil, la cantautora le aplica una sonoridad ligeramente drone, cambios de ritmo y otras complejidades que suenan a gloria en lugar de sumergirnos en la oscuridad.
Estampas naturales le sirven a Savage para expresar los afectos. Irlanda es mucha Irlanda –dicen que Dublín es el hogar actual de la londinense–. Acuérdense del insuperable “Veedom Fleece” (1974), de Van Morrison. “Agnes”, donde colabora su tocaya y joven hibernesa Anna Mieke, habla de otro tipo de amor, la amistad. Es una pieza extraña, terapéutica y encantadora que salió como single. “You & i are Earth”, la canción que titula el álbum, baja de nuevo el ritmo y resume las varias vertientes de la autora con vientos, cuerdas y contrabajos –participa gente de Crash Ensemble y Cormac Mac Diarmada, de los irlandeses Lankum, a quienes está íntimamente conectado el productor del disco, John ‘Spud’ Murphy– engarzados sin solución de continuidad con “The Rest Of Our Lives”, emotivo broche final de este disco breve, contento y natural como el poético musgo que todo lo invade, portada incluida. ∎