Disco destacado

Anthony Joseph

Rowing Up River To Get Our Names BackHeavenly Sweetness, 2025

Nacido en Trinidad y afincado en Londres, Anthony Joseph, poeta, novelista, músico y académico, es a sus 58 años una autoridad en lo que a cultura afrocaribeña se refiere. Él utiliza las palabras como látigos que revuelven conciencias, ya sea en clave spoken word o rezumando soul y funk. Lo certifica en su ambicioso octavo álbum de estudio, que define como afrofuturista, refinando un lenguaje que empezó a perfilar al frente de The Spam Band, con tres discos muy recomendables: “Leggo The Lion” (2007), “Bird Head Son” (2009) y “Rubber Orchestras” (2011). Luego, ya en solitario, alumbró “Time” (2014), en el que aparece de manera omnipresente Meshell Ndegeocello, encargándose de la producción, arreglos, música, bajo y voz. En su siguiente trabajo, “Caribbean Roots” (2016), entre la larga lista de colaboradores figura Shabaka Hutchings. Con “People Of The Sun” (2018) rinde un homenaje a las músicas de su tierra natal, sea steel drums, soca o rapso, sin obviar estilos como el soul, el rock o el R&B contemporáneo. La penúltima entrega tiene un título que es como un eslogan, “The Rich Are Only Defeated When Running For Their Lives” (2021), de nuevo con la ayuda de Shabaka Hutchings y otros saxofonistas británicos como Colin Webster. En él se interroga sobre sus luchas y tribulaciones, destacando el sinuoso himno “Calling England Home”, en el que habla de los inmigrantes a los que les cuesta hacerse una idea de Gran Bretaña como hogar (“How long do you have to live in a place / Before you can call it home?”). Ese mismo año graba su novela “The Frequency Of Magic” (2019) para convertirla en un audiolibro disponible en Bandcamp desde 2023. Se trata de nada menos que cien capítulos que duran 18 horas en las que lee sobre soundscapes y grooves improvisados, que van de texturas ambient al free jazz, interpretados por su banda en un estudio londinense.

En el nuevo disco tiene un papel determinante Dave Okumu, compositor, arreglista y productor de la música e intérprete de varios instrumentos; austriaco, de origen keniano, ha trabajado, entre otros, con Tony Allen, Amy Winehouse, Adele, Jessie Ware, Grace Jones o Joan As Police Woman. Dice de él Joseph que son como dos gotas de agua y que se potencian el uno al otro. Todas las letras son del protagonista, muy explícito en el primer single “Black History”, mezclando funk, jazz, dub, soul y spoken poetry, para narrar las historias de mujeres de su familia, duras y resistentes, hasta remontarse a la madre de su bisabuela, Ma Maria, nacida en África, hacia 1860, poco después de la esclavitud y convertida en “custodia de los secretos del pueblo para ser desentrañados a través de generaciones de la historia negra”, como dice en unos versos que resuenan poderosos al final del tema.

Poesía y conciencia.
Poesía y conciencia.

El segundo single, “Tony”, es un homenaje al batería africano Tony Oladipo Allen; “un poema para él como tributo a su arte, a su maestría en el ritmo y el ritmo es vida, pero también a su humanidad”. Los nueve minutos de su particular versión del afrobeat incluyen flexibilidad jazzística, con la sección de tres vientos saliéndose del canon creado por Fela Kuti para adentrarse en un afrofuturismo espacial y hasta psicodélico, con citas en la letra a UFOs y afronautas, masa coral femenina y una rendición total al maestro de los polirritmos: “A conjure man with seven hands swirling, and yet aware of every nuance and spell” (“un hombre conjuro con siete manos girando y, sin embargo, consciente de cada matiz y hechizo”). “Tony” abre una trilogía de temas que se convierten en el corpus central del disco. El segundo, “A Juba For Janet”, es un soundscape de resonante dub, que al principio parece inspirado por Linton Kwesi Johnson pero pronto evoluciona hacia un terreno más experimental, con guitarras en clave wah-wah y metales graznando, lejanos y extraños, sobre una cascada de rimas. Y el tercero, “Churches Of Sound (The Benitez-Rojo)”, es una oda jazzística y ambiental en la que narra la historia del “sacred ground from which our voices blossomed into constellations of sound”, de los griots y el blues modal a Congo Square, de Buddy Holden y Sidney Bechet a los pioneros del calipso: una Lovey’s String Band que, emigrando de Trinidad a Nueva York, grabó en 1912 los primeros calipsos “five years before jazz saw wax”. También habla de Bras-Coupé, un esclavo del siglo XIX que fue un bailarín y entertainer de gran talento al que se le atribuían cualidades sobrehumanas –“whose skin bullets could not penetrate”–, así como de la importancia de Aldwyn Roberts, aka Lord Kitchener, en el nacimiento del highlife africano, o de la aportación de Rawlston Charles, productor y editor, en la difusión del soca en las discotecas de Manhattan, paso previo para que el estilo alcanzara el mainstream. Ah, y el Benítez Rojo del título se refiere a un escritor cubano, autor del célebre ensayo “La isla que se repite. El Caribe y la perspectiva posmoderna” (1998).

Otro manifiesto es “An Afro Futurist Poem”, un recitado, con fondo musical entre el groove y la abstracción, en el que se explaya en un metalenguaje que retrotrae a su libro de prosa poética “The African Origins Of UFOs” (2006), desarrollado en el planeta Kunu Supia del que habla la letra del tema, así como de Joe Sam, uno de sus protagonistas. Al igual que el libro, la canción mezcla ciencia ficción y surrealismo en una especie de cosmovisión noir y afropsicodélica. La ensoñación de matiz poético-lisérgica, sin perder el alma soul, se adueña también de “Milwaukee & Ashland”, un título que hace referencia a Chicago y en cuya letra habla de la canoa de la portada, de sueños oscuros, de la muerte espiritual y de renacimiento, de conocimiento y falsa conciencia, de la canción “People Make The World Go Around” de The Stylistics y también de la placidez de pasar una tarde en Humboldt Park, gozando “the power and the resilience of the congas, and the clave in the Puerto Rican salsa band”.

El tema más redondo es “Satellite”, conectando con la esencia ufológica de los Parliament de George Clinton, con un funk-soul gomoso al que la voz de Eska añade sensualidad y en el que, desde la periferia de la diáspora, reclama el centro gravitacional: “Moving through the center / connected to everything (yeah, yeah) / spun out of galaxies and diasporas / and still at the center of all that is” (“Moviéndose a través del centro / conectado con todo (sí, sí) / surgido de galaxias y diásporas / y todavía en el centro de todo lo que es”). ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados