bar italia

Llevan varios años revoloteando por el underground más selecto y “secreto” y ahora, con su fichaje por Matador, parece que ha llegado el momento para bar italia, el trío formado por Nina Cristante, Jezmi Tarik y Sam Fenton. Afincados en Londres, sus trabajos anteriores –algún EP y los álbumes “Quarrel” (2020) y “Bedhead” (2021)– aparecieron bajo la marca de World Music, el sello del escurridizo Dean Blunt, con quien han colaborado a menudo. Además, aparte de bar italia, han ido desperdigando música en proyectos como NINA y Double Virgo.

El nombre del trío puede ser (o no: todo lo que mueve alrededor de la corte de Blunt juega al despiste y a la desinformación) una referencia a Pulp (“Different Class” se cerraba con un corte llamado “Bar Italia”) y el del álbum puede llevarnos, más o menos oblicuamente, a Tracey Emin, la polémica superstar de los Young British Artists que pusieron patas arriba la escena artística británica en los años noventa (y que, oh, es una de las participantes en el cortometraje que Jarvis Cocker y Martin Wallace crearon en 1998 para “This Is Hardcore”): reflejos más o menos difusos, rastros de carmín que no deberían apartar el foco de lo que realmente importa, las quince canciones –la mayor parte de ellas no alcanzan las tres minutos de duración– de las que se nutre “Tracey Denim”, el álbum, un modélico patchwork que aúna inocencia y crudeza en una cruzada pop que permite al trío colocarse en el centro del foco de la “nueva escena” del Reino Unido.

Ya avisaron el pasado marzo con el adelanto de “Nurse!”, un caramelo de pop envenenado (y con un vídeo con el trío en modo estático, fantasmal) con las voces de Cristante y Fenton cruzándose mientras desgranan frases como “Tu pecho abierto de par en par, tu corazón duele / Quieres irte cuando nadie está mirando / Pero llegarás al otro lado / Sabes que es solo otra noche”.

Entre el manual de estilo slacker –todo suena convenientemente destartalado, aunque el disco ha sido mezclado por la italiana Marta Salogni, acreditada en trabajos de Björk, M.I.A., Depeche Mode, The xx y FKA twigs, entre muchos otros–, la recuperación del espíritu C86 y algunas gotitas de post-punk imberbe (magnífica “harpee”), “Tracey Denim” se erige como un magnífico ejemplo del espíritu de los dosmiles en su logrado intento por mirar de frente el espectro de eso que conocimos como indie pop (o rock) y reanimarlo agrupando sus jirones en canciones breves que permiten activar de nuevo la excitación y la (leve) euforia invocando el maquillaje de The Cure, Joy Division, The Pastels, los primeros Primal Scream, The House Of Love, Blonde Redhead, la filosofía jangle en general y el lo-fi como mandamiento incuestionable. Puede que suene a pastiche o a una mala digestión de los manoseados manuales de instrucciones del indie canónico, pero canciones como “changer”, “punkt”, “yes i have eaten so many lemons yes i am so bitte”, “Horsey Girl Rider”, “Clark” y “best in show”, por citar solo algunas, ayudan a eliminar cualquier tipo de reticencia.

Entre el bajón de los textos (que a mí me recuerdan al de otros ilustres practicantes de los márgenes: HTRK) y la pátina sombría que recubre casi todas las canciones, “Tracey Denim” es la perfecta banda sonora para testar el estado del pop independiente en 2023. Como canta Nina en “punkt”: “I may owe you an explanation / I just wanna lose control / And I don't have a real solution / Wanna say just leave me alone”. En el Bar Italia no tienen las respuestas ni las soluciones, pero sus combinados musicales pueden servir para sobrellevar con mucho gusto la carga de la confusión de estos tiempos encapotados. ∎