“Dijiste que aguantarías y te corriste. Dijiste que me querías y me perdiste”, cantaba Lorena Álvarez con su Banda Municipal. Tan lejos, tan cerca, uno no puede evitar recordar esta estrofa al intentar conectar aquel “I Wish I Was Stephen Malkmus” que cantaba Beatrice Kristi Ilejay Laus –o beabadoobee, como prefieran– en 2019 con lo que nos brinda “This Is How Tomorrow Moves”, tercer disco de la filipino-británica, coproducido por el legendario Rick Rubin.
Que con 24 años la promesa que hizo una artista que tiene poco más que edad para votar y conducir quede en casi nada depende más de quien escucha que de otra cosa. Si nadie le reprochó a Ben Lee que cantase con 15 años que quería parecerse a Evan Dando para acabar derivando en algo no necesariamente peor pero sí distinto, solo alguien abiertamente señoro le echará en cara a ella su deriva musical. Recordemos que ser joven, talentoso y saber aprovechar las oportunidades que te ofrece la vida es solo algo malo desde la mirada de alguien que no tiene o no ha tenido nada de eso y pasa su vida penando.
Sí, Beatriz Kristi tuvo su momento Alanis Morissette, su momento Hillary Duff y, sinceramente, ha conseguido sonar más a Soccer Mommy, Snail Mail o Quivers que a Pavement. No es menos cierto, en cambio, que muchos de quienes se hacen ahora los dignos están acostumbrados a tragar carros y carretas con grupos bastante más talluditos que no arrancaron hasta la treintena o no hicieron un directo decente antes de su décimo aniversario. Hace años compartí mesa y festival con un veterano periodista musical de medio generalista que no comprendía el éxito de un grupo como Hinds –“No son para ti, cuanto antes lo asimiles, mejor”, le dije– y que, tiempo después, paniqueó ante la propuesta en directo de Rosalía. Hoy día, la mezcla multirreferencial, desprejuiciada y de pulidísimo sonido que presenta, sin pedirle permiso, alguien como beabadoobee –encima con ese nombre– debe resultar algo insoportable.
Lo que pasa es que algo como lo que propone “This Is How Tomorrow Moves”, que habría sido despedazado de manera inmisericorde por la crítica musical auténtica de los noventa y primeros dosmil, no puede sino ser valorado right here right now. Porque hemos mirado hacia otro lado y hemos sido benévolos con discos que no tenían ni una micra del talento formal que tienen “Take A Bite” o “California”, el respeto por el canon de “Beaches” o la claridad de ideas que debes tener para combinar todo lo anterior en “Coming Home” o “A Cruel Affair”. Que te dé igual hablar un rato de uno de los intocables del indie noventero mientras teloneas a Taylor Swift o The 1975 molesta porque no hay nada peor que alguien más joven, más guapo y con mejor voz. Y lo peor de beadadoobee no es su indefinición a la hora de elegir una propuesta –no le hace falta–, su facilidad para facturar canciones redondas o sus tres mil millones de streams acumulativos en Spotify. Es, más bien, la constatación de que alguien ha logrado el éxito haciendo lo que le da la gana. ¿Y… cómo cojones se pronuncia ese nombre? ∎