Álbum

Black Marble

Fast IdolSacred Bones-Popstock!, 2021

Chris Stewart, alias Black Marble, sigue empeñado en deslumbrar con su manejo de los sintetizadores y las cajas de ritmo, con su capacidad para invocar el pop electrónico más punk de los 80 sin que asomen acusaciones de nostalgia. Sus herramientas no han cambiado demasiado desde “A Different Arrangement” (2012), de cuando Black Marble era un dúo completado por Ty Kube, pero sí que lo han hecho su actitud melódica y su voluntad expresiva. Desde “It’s Immaterial” (2016), cada nuevo disco ha sido un paso más adelante hacia (algo parecido a) la luz, un intento de dejar atrás el solipsismo coldwave en pos de algo más (synth)pop y accesible.

En el muy estimable “Bigger Than Life” (2019), Stewart se esforzó, de hecho, por escribir desde una perspectiva más macro de lo habitual y recordar los lazos invisibles que nos unen. Puede que en “Fast Idol” regrese a lo micro, a las letras hechas de frases misteriosas tomadas de una conversación ajena o de un sueño que no logró entender inmediatamente. Pero a nivel musical es un disco hecho casi, casi para todos los públicos, con voces bastante claras, estribillos potentes o percusiones que golpean fuerte. Sin llegar a convertirse en, digamos, un Pet Shop Boy o un New Order de un solo hombre, Stewart llega a hipnotizar como The Radio Dept. o a abrumar emocionalmente como los últimos Lust For Youth.

El disco se abre a lo grande con “Somewhere”, que, sin ser versión del himno de “West Side Story”, comparte su condición de llamada a la esperanza y a creer en la existencia de un lugar donde podremos ser quienes queremos ser. Su acelerón al minuto y medio es el primer momento imborrable de “Fast Idol”. La ansiedad continúa en una “Bodies” de notable melodía. Pero aún superior, quizá, es “Royal Walls”, la canción que mejor justifica la comparación con The Radio Dept., bien complementada por una “Try” de ambiente lluvioso pero melodía casi pizpireta.

Las canciones de Black Marble, aunque muy interiores, suelen ser también idóneas para largos paseos por ciudades encapotadas. Las de “Fast Idol” no son excepción. “The Garden”, con hipnótico ritmo de vals, es la banda sonora de una huida hacia ningún lugar concreto, más que de un paseo: “No sé lo quiero, pero sé dónde encontrarlo”. En la destacable “Streetlight”, el narrador se mueve entre la luz y la oscuridad mientras camina por una vía pública desierta en mitad de la noche. Suena muy Antonioni, pero además literalmente: los sonidos de viento que surcan el tema están inspirados en la innovadora música de Giovanni Fusco para “El desierto rojo” (1964).

“Fast Idol” toca techo, sea como sea, en su recta final, no tanto por una mera curiosidad de toques dub (“Ship To Shore”, no sabemos si en referencia al clásico de Dub Narcotic Sound System con Lois) como por la inspirada épica synthpop de “Ceiling” y, sobre todo, “Preoccupation”, ambicioso hit (casi cinco minutos) sobre cómo una crisis colectiva puede acabar dando sentido a la vida, a todas las vidas. ∎

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