De lo más íntimo, los miedos y lo más oculto de uno mismo nace el motor para crear. En el caso de Blanco Palamera, estos dos últimos años y medio de pandemia –que se dice pronto– han sido, como para muchos tantos, una locura que les ha hecho profundizar en lo más hondo de su ser. Como resultado de tanta retrospección, ha surgido “INTIMIDADE” (2022), su segundo disco de estudio, que baila entre el groove, el neosoul y el R&B. No dista en estilo de su álbum debut, “Promesas” (2019), que hacía justicia a su nombre al preverse como una de las bandas emergentes con cartas para convertirse en una referencia de estos géneros en nuestro país.
El amor es la base del disco, donde de manera transparente, a lo largo de once canciones, se remite a relaciones que fueron y son, a amores fugaces y al poso de lo que queda tras una ruptura. Manu Blanco (guitarra y voz) y Xoán Domínguez (baterías y coros) juegan con pura transparencia en las letras: no hay dobles sentidos ni versos poco precisos. Lo que cantan así es (o fue), y de ello se destila sencillez y honestidad, como ya advertían en su anterior álbum. “Verte ganar”, “Al mirar” o “Cuando duele” son algunos ejemplos de este pop lo-fi delicado y elegante, algo que acompañan con tonos R&B y soul. Lo clásico se mezcla con lo contemporáneo, agregando Auto-Tune en canciones como “Tu abrigo”, y sonidos más electrónicos y de pop tropical en temas como “No juega” o “Pelear” –esta última recordando los viejos tiempos de El Guincho en “Alegranza” (2007) o “Pop negro” (2010)–.
Alineados también con sonidos que remiten a bandas como los argentinos Bándalos Chinos, la compenetración musical entre Blanco y Domínguez se intuye a cada verso, formando temas personales de gran calibre de dream pop, casi como si nos pudiéramos colar en sus habitaciones y verlos componer desde la rendija de la puerta. Revisitando constantemente diferentes estilos a la vez, también hay espacio para lo acústico, como en “Días mejores”, donde entra la percusión y se entrelaza en una especie de jam y, así, recuperan influencias del jazz. Esta elegancia orgánica destaca también en sus videoclips, como en el de “Al mirar”, dirigido por Arancha Brandón y Sergio Soso, con una estética vintage tanto en la película como en sus outfits.
Aunque no se decidan por un solo estilo en concreto, su mosaico musical compone una estructura sólida y muy definida, con un universo único y muy personal. Precisamente, tanto los videoclips como la portada y los materiales gráficos promocionales proporcionan a Blanco Palamera una identidad estética muy clara: su música no se podría entender sin sus trajes de antaño, sus calcetines blancos con zapatos de vestir o sus tipografías y gráficos personales en sus pósteres. De ello se encarga Kika Ramil aka Kika Palamera, a quien consideran una más de la banda y que ha sabido trasladar la esencia del dúo a todo un concepto visual sólido. El viaje personal de “INTIMIDADE”, donde cabe todo de la forma más sencilla posible y donde sus influencias musicales se superponen de manera transversal, solo acaba de empezar. Saber confeccionar tan bien un disco con tantísimas influencias está al alcance de pocos, pero Blanco Palamera ha sabido condensar todos sus intereses en uno. ∎