El mito es Hüsker Dü, claro (con Sugar pisándole los talones), pero si nos ponemos serios, habrá que reconocer que la obra en solitario de Bob Mould contiene muchísimos momentos a la altura de los nombres citados.
Los insaciables lo pudieron comprobar el año pasado con la monumental entrega de 24 CDs “Distortion: 1989 - 2019” (2020), que recuperaba la obra de Sugar y todo lo de Mould en solitario entre “Workbook” (1989) y “Sunshine Rock” (2019), además de directos y rarezas varias.
De esa caja sale ahora una selección más digerible en doble CD (hay otra extendida a cuádruple CD) supervisada, claro, por el propio Mould: 32 temas de rock vehemente que deja bien clarito que el neoyorquino nunca se ha dejado tentar por los cantos de sirena de la comodidad.
Basta con darle al play: empieza a sonar “Wishing Well” y se enciende la mecha de una furia eléctrica capaz de reanimar al zombi más anémico; la música de Mould es como la tormenta que precede a la tempestad: sus canciones atesoran una templanza majestuosa que avanza sin muchos espasmos pero que casi sin darte cuenta te lanzan dentro de un vivificador huracán y te atrapan en una caja de resonancia repleta de rayos y truenos.
Amasar caramelos como “Changes” y “If I Can’t Change Your Mind” (Sugar: “Copper Blue”, 1992) no está al alcance de cualquiera. Y otras piezas más recientes como “The War” (de “Beauty & Ruin”, 2014), “Daddy’s Favorite” (de “Patch The Sky”, 2016) o “Sunshine Rock” (del álbum homónimo de 2019) nos tiran de las orejas y nos recuerdan que Mould no ha perdido el mojo y que hay que hacer frente a la nostalgia y admirarlo por algo más que por ser el hombre que proporcionó a Hüsker Dü monolitos como “Punch Drunk”, “Flip Your Wig”, “Makes No Senses At All”, “Hardly Getting Over It” o “Could You Be The One?”. “Blue Hearts” (2020), fuera de esta selección, es otra irrefutable prueba. ¿Dónde estabas mientras tronaban “Next Generation”, “American Crisis” o “Little Pieces”? ∎