Provenientes del bizarro vivero punk neoyorquino, BODEGA retornan a la acción con un nuevo trabajo que asienta los moldes de un sonido tremendamente energético, de patente belicosa. Estamos ante la exaltación de un credo armado con base en las santas enseñanzas del canon vanguardista punk predicado en Nueva York desde los años 70 en adelante.
En base a esto, nos encontramos con canciones como “Thrown”, con la que, finalmente, se cierra el círculo de influencias que convierte a LCD Soundsystem en algo más que un meridiano entre épocas de la ortodoxia post-punk.
Del corazón motorik articulado en la propia “Thrown” al flow hip hop old school destilado en “Doers”, “Broken Equipment” funciona como un encadenado de satélites orbitando en torno al sonido gestado en la Gran Manzana, desde la estruendosa irrupción de Ramones a la estilización post-funk articulada por formaciones tan imprescindibles como Talking Heads. En última instancia, lo que demuestra este álbum es una realidad mayor: la revelación de que la próxima gran moda que está por llegar es la referida a la primera década neoyorquina del siglo XXI.
El filtrado experimental vivido a lo largo de estas últimas décadas alrededor de la matriz punk y post-punk, a través de sus principales difusores, ha desembocado en un sonido que, por otro lado, y tal como lo demuestra este disco, ha optado por amoldarse a la vía más simple. Pocos matices destacan a lo largo de unas canciones que, por otro lado, buscan la concreción a través de una decoloración garage de los sacramentos celebratorios orquestados por The B-52’s en su momento.
De esto se encargan a través de temas como “C.I.R.P.” o “No Blade Of Grass”, muestras más que evidentes de las técnicas aplicadas por un grupo que, sobre todo, prefiere verse reflejado en canciones hermanadas con los Strokes como “How Can I Help Ya?” antes que ahondar en la tradición surgida del impulso aventurero fraguado por los grandes renovadores de la liturgia punk.
En sí mismo, dicha realidad no supone un problema, sino que representa una circunstancia mayor, adherida al hecho del asentamiento provocado por los filtros generados mediante los revivals neopostpunk y rocanroleros de principios de siglo.
Ahondando en el tópico de que la historia siempre se mueve en círculos, este álbum es una radiografía veraz de los códigos sonoros que dominaron el underground/mainstream de aquellos años. Y como tal, hay que disfrutarlo: a través del infeccioso brío punk que recorre la médula espinal de sus canciones.
Todo esto queda realzado por la postura tremendamente sardónica mediante la que han configurado un disco que no pasará a la historia (ni lo pretende), pero sí lo suficientemente inspirado como para disfrutar tan festiva ración de jacuzzi al pasado. ∎