Álbum

Bomba Estéreo

DejaSony, 2021

“Estalla” (2008), el segundo disco de Bomba Estéreo, propuso una conversación de las que apetecía escuchar. Géneros tradicionales del folclore colombiano como la cumbia y la champeta dialogaban con importaciones contemporáneas de la órbita anglosajona –dancehall y hip hop, principalmente– para articular un discurso de acabado electrónico, libre de cualquier prejuicio. Tan explosivo repertorio sigue igual de fresco que entonces y emite una considerable onda expansiva cada vez que se topa con el láser. Además, sirvió como plantilla lírica para el dúo, que continúa explorando temas como el deseo carnal, el orgullo hacia su linaje musical o el poderío comunal que emana del baile. Desde entonces, Bomba Estéreo ha publicado trabajos de enfoque diverso. “Elegancia tropical” (2012) les quedó más introspectivo de lo que cabía esperar. “Amanecer” (2015) funcionó como himnario dance de amplio espectro. Y en “Ayo” (2018) se subrayaban ciertas consideraciones espirituales y ecológicas sin renunciar a las propiedades curativas del baile.

“Deja” tiene mucho de reencuentro con aquella primera esencia de unos Bomba Estéreo que estructuran el álbum en torno a la formulación elemental presocrática –empezando por “Agua”, junto a su paisana Lido Pimienta– y nos proponen un necesario cambio de rumbo existencial –lejos de apremios y de agobios– tanto en el tema titular como en “Lento”. El paso del tiempo ha dulcificado las formas de un cancionero antaño dominado por la poca vergüenza, el puño en alto y la sudoración, pero seguimos encontrando composiciones en las que se imponen la sensualidad, la vocación festiva y la reivindicación africanista. “Como lo pedí” –con Leonel García– es uno de los mejores ejemplos en este sentido, aunque no el único. “Se acabó” enseguida nos cubre con su sedoso manto house. Y “Conexión total” convoca a la nigeriana Yemi Alade para turnarse con la jefa en las estrofas.

Li Saumet sigue templando aquel acerado registro de los inicios, brilla con intensidad en números de tempo reposado como “Ahora” y frasea con tanta exactitud como emoción en “Tierra”, composición cardinal que hace inventario de los atropellos perpetrados en nombre del progreso y nos alienta hacia la senda de un cambio que solo puede producirse en términos colectivos. El álbum concluye con “Mamo Manuel Nieves (Sierra Nevada de Santa Marta)”, grabación de campo protagonizada por un chamán arhuaco que exhorta a modificar nuestra incomprensible actitud hacia el planeta que nos acoge y alimenta, en una coda que franquea los obstáculos idiomáticos para resonar más allá del mero simbolismo. ∎

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