Dentro de lo que entendemos como boy band, desde luego, BROCKHAMPTON desafían la consideración de papilla masiva para adolescentes ansiosos de vitamina fandom. Si bien esto ya lo habían dejado bien claro en el más que estimable “Ginger” (2019), en su sexto LP ya no dejan lugar a la duda. Para que nos entendamos, están más cerca de las enseñanzas de Outkast que de One Direction… Porque lo que muestran en este “Roadrunner: New Light, New Machine” es mucho más que una ración hip hop vulnerable para la generación Z. Trece cortes donde exprimen todo su potencial, también conscientes de que este el primer lanzamiento en LP de los dos que publicarán este año para cerrar sus operaciones como BROCKHAMPTON y disgregarse en diferentes proyectos en solitario.
Motivados o no por esta decisión, el salto cualitativo ha sido de aúpa. No en vano, han amplificado sus poderes mediante un disco que les abre las puertas del reconocimiento crítico a niveles, hasta hace poco, impensables. Una de las razones que lo hace posible es su alianza con Danny Brown en “Buzzcut”, single de adelanto donde se acercan más que nunca a los postulados estilísticos de Outkast. En “Count On Me” cuentan con la participación de A$AP Rocky, de quien se sirven para establecer un imaginativo soul-hip hop de dibujos animados. El propio A$AP Rocky participa, junto a A$AP Ferg, en “Bankroll”, donde las dinámicas trap timonean el jugoso contraste de flows hilados. Otra de las colaboraciones es la de JPEGMAFIA, cuya aportación se hace rotunda a lomos de unas infecciosas bases minimal de corte electro.
El grupo de canciones mentadas conforman el apabullante tercio inicial de un álbum que no decae en el resto del trayecto gracias a su fijación por metamorfosear su paleta sonora, ya sea por medio de verbo eléctrico, tal que en “What’s The Occasion?” o en “The Light”, ya sea en el soul de terciopelo, a lo Quincy Jones, desplegado en “When I Ball”. También hay espacio para exaltaciones vocales a capela, como en “Dear Lord”, e incluso para hallazgos como “Don’t Shoot Up The Party”, donde calibran a la perfección el impacto directo de su musculoso estribillo old school con una producción altamente compleja y dinámica.
El encadenado final que da sentido a tan florida exhibición de aptitudes lo aporta un hilo temático tremendamente autobiográfico, incluso abordando temas como el suicidio del padre de Joba, uno de sus miembros. Catarsis total para una muestra cum laude de R&B de nuevo milenio. ∎