El anuncio de una nueva referencia de Will Bevan siempre se recibe como si fuera un milagro, y
“Kindred” –continuación de
“Street Halo” (2011) y la primera palabra que escuchamos de Dios tras su colaboración con Massive Attack– solo hará que siga siendo así. El fenómeno trasciende la esfera bass porque la música de
Burial afecta como pocas. Debe ser por la profundidad del sonido, por su mágica manipulación de la voz humana; o por su capacidad para recoger y convertir en belleza toda esta maldita tensión urbana. Burial casi te hace agradecer ser parte de un mundo descoyuntado.
Para hacer más grave la fiebre que no cesa, y ampliarla incluso a más público, este “Kindred” presenta al productor británico en su, quizá, versión más accesible hasta la fecha. Magnificando, si cabe, los aciertos del pasado; acentuando la emoción y abriendo cauces a nuevas estrategias rítmicas, más fácilmente disfrutables, de pista de baile. Horizontes infinitos en tres números extensos, dos de ellos por encima de los diez minutos, en forma de ambiciosa suite.
El titular es lo mejor que Burial ha hecho hasta ahora –se dice rápido, pero es así–: 11’26” de odisea urbana con inicio en el fondo del abismo, pero rápido ascenso a los cielos a través de
snippets vocales dolorosamente dulces y trascendentales. La masiva
“Loner” es
uptempo, más 4x4 de lo habitual en él, y tan
raver como “Raver”, de
“Untrue” (2007). Para el cierre se reserva una
“Ashtray Wasp” de voces soul y épica psy-trance que suena como la mejor música imaginable para abrirse paso por el metro de Londres en la peor de las noches. Entre el cielo y el subsuelo. ∎