A estas alturas, ¿qué se puede decir de
Carla Bley? Una pianista singular ya octogenaria que ha dedicado toda su vida a la música, aunque prefiere ser considerada compositora antes que intérprete. Ella inventa, recrea estándares o lo que se le antoje desde su atmósfera pianística. Su pentagrama insinúa notas de Monk y Satie y se mece en una atemporal emotividad. El espíritu libre progresa en un entorno lírico donde la belleza es el vértice, el blues y el humor son unos apuntes ingeniosos y los arreglos, una pasarela para la creatividad de una formación que late con su propio ritmo.
Steve Swallow (bajo) y
Andy Sheppard (saxo) acompañan a la californiana en este cuarto álbum juntos, dividido en tres suites:
“Life Goes On”, “Beautiful Telephones” y
“Copycat”, firmadas por Bley. Los diálogos son inmaculados. Los solos, cálidos y libérrimos. La ausencia de batería no impide que se luzcan con inteligencia y sencillez, nexo inalcanzable para muchos.
La producción de Manfred Eicher, dueño de la discográfica, remite a una expresión elegante y sólida de la interioridad lírica del trío, un ecosistema que engarza intuición y fluidez musicales de altísimo nivel. Bley apunta a la excelencia desde la meticulosidad y la originalidad, progresando así en su visión de la música de cámara. Sea o no sea considerada jazz. Pocas veces el imaginario pianístico de blanco y negro obtiene tal gama de colores. ∎