Álbum

Casero

Me doy cuentaPrimavera Labels, 2022

Con cada nuevo disco, Casero, Gabriela Casero, mejora su ideal de electro-pop melancólico con base en la catarsis emocional. Sus álbumes en inglés como MOW, “Woman” (2018) y “One” (2020), ya hablaban de una compositora con intuición melódica y ganas de explorar sendas sónicas más allá de la transparencia mainstream o las más sobreexplotadas guitarras indies. Pero fue “Todo mal” (2020), ya grabado en castellano como Casero, el disco que reveló realmente el potencial expresivo de esta gran artista pop, capaz de decir mucho con palabras sencillas, de emocionar sin tirar de melismas desorbitados y de recordarnos de las mejores maneras que la mitad de una canción, si no más, es el sonido.

Con el modestamente apabullante “Me doy cuenta”, Casero se reafirma en esa búsqueda de la canción triste perfecta, esta vez con ayuda en producción y mezcla de Bearoid, que empezó a colaborar con ella en el single “El pico”. En un post en Instagram, el músico valenciano ha descrito su experimento conjunto como “muy bonito, raro y lleno de agresividad hacia algún chaval”. Es una acertada y concisa descripción que, en cierto modo, anula la necesidad de esta reseña, pero llegaré (con gusto) a los tres mil caracteres.

Escuchando los primeros temas, se presenta la tentación de hablar de “Me doy cuenta” en términos de “disco-sobre-el-arco-de-una-relación”, pero en realidad aquí la parte feliz dura demasiado poco, lo que dura una introducción, “A mí”, en clave de indie pop con crescendo drum’n’bass al fondo. Así se mueven a menudo las canciones: primero lentas, no mucho después con ritmo, músculo y sumando capas. La segunda, “Solo tu amiga”, bascula entre lo melodioso de La Bien Querida y lo rabioso de Cariño (ese estribillo bubblegum) para condenar las barreras de la “friend zone”. A nivel de producción, tiene algo de flashback a los días dorados de la indietrónica y, en concreto, a la mejor época de Dntel, como después “Yo me quedo aquí”.

Otros temas no se vuelven nerviosos, sino que empiezan ya así directamente. Sobre todo, ese impagable “No te lo quiero decir” con Sofía Amores, reconocimiento de una dependencia emocional: “Nada me interesa cuando tú no estás”. Este verso es una prueba entre muchas del talento de Casero para las líneas directas y sin metáfora posible, de las que cristalizan la turbulencia emocional. Otro ejemplo: “Cuando estoy contigo es cuando más sola me siento”, de la medio R&B “Llego contenta”. Pero mi favorito personal quizá sea uno de “Esa situación”: “Quítate las gafas de sol para hablar conmigo de amor”, palabras agrias (aunque las hay más duras en el disco) cantadas con irónica dulzura.

En entrevista con ‘dod Magazine’, Casero ha hablado de cómo las cosas no le salen bien, musicalmente hablando, cuando está bien, sino que debe esperar a que reine el caos. “La verdadera inspiración me llega estando mal, es grave, pero es así”. No deseamos ningún mal a Gabriela Casero, pero, a la vez, secretamente deseamos que no aprenda en ningún momento y se vuelva a meter en líos que den pie a otros discos así de memorables. ∎

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