Álbum

Clara Andrés

CapficoHidden Track, 2022

El tiempo se suspende en el cuarto disco en solitario de Clara Andrés. Como en la imagen evocadora de la canción que le da nombre. “S’il·lumina el trencadís en el sostre transparent” (“se ilumina el mosaico en el techo transparente”). El agua como membrana aislante, paz, pausa y lo contemplativo. Capfico” (2022) es la forma de echarse al mar en catalán balear; inquietarse, pensar en exceso, en las variantes orientales y occidentales.

La producción musical de la valenciana también es reposada, como las canciones de “Capfico”. Un camino que comenzó en 2008 con “Dies i dies” y que tuvo cierta continuidad con “Huit” (2010) y “Entrelínies” (2014). Ocho años después, y ahora junto a la también valenciana Estela Tormo, entrega un disco minimalista tanto en el planteamiento como en la ejecución. Sus ocho canciones superan ligeramente los veintidós minutos.

La voz y la guitarra de Clara siempre ocupan el primer plano. Suyo es el hilo musical, las canciones, las letras. Estela lo teje llenándolo de matices y con una sofisticación invisible en la que se encuentra gran parte de su atractivo. También en las letras de Clara, con comedida nostalgia y notable luminosidad. Un conjunto más embellecido, si cabe, por el encanto del clarinete de Ausiàs Garrigós y las sutiles percusiones de Xarli Oliver. Clara Andrés ha encontrado un hábitat a medida al abrigo de Hidden Track Records, hogar artístico, entre otros, de Ferran Palau, personificación del pop preciosista en catalán.

En L’Eix Radical (2019), experimento, proyecto, grupo, disco y gira junto al dueto Júlia (Estela Tormo y Lídia Vila), Clara Andrés exploró la elegancia sintética, casi abrazando el dream pop. La nueva colaboración con Estela en el revestimiento de las canciones es más que palpable, aunque el minimalismo como elección prevalece en “Capfico”. Es el disco menos narrativo y más poético de Andrés, acercándolo a las novelas de Irene Solà y Eva Baltasar que Carla ha mencionado entre sus lecturas. “Tren” y “Varada” enlazan con esa vertiente más narrativa de sus primeros discos, pero sobresalen las canciones más contemplativas con momentos cotidianos convertidos en bellas imágenes.

“Primavera” y su difícil sencillez; “Jardí” se deshace del tiempo perdido haciendo propósitos; “Dins” es una mirada introspectiva a través de un espejo; “Sempé” invita a mostrarse en la mejor versión. (“Tomo ese camino que me llevaba a ser / mejor de lo que nadie ha visto”).

“Capfico” es, sobre todo, un elogio de lo lento y lo contemplativo, a la calma necesaria para sobrevivir hoy en día. ∎

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