Además de genio, incontinente. Después de sonar más moderno que nadie con los medios más antiguos (guitarra, rudimentaria percusión, palmas y voz),
Devendra Banhart le acaba de dar un hermano mellizo a su sorprendente
“Rejoicing In The Hands” (2004). Con ese gesto de iluminado que tiene, en la revista británica ‘Mojo’ indicaba las diferencias entre uno y otro:
“El anterior fue concebido bajo la perspectiva de la figura materna, del sol, de lo que da la vida; en cambio, este es ya el niño que ha llegado, con toda su exuberancia”. No asustarse. Devendra Banhart puede ser el artista más esotérico, alucinado y repelente que se pueda encontrar dentro de una revista de música. Y de ahí sus afinidades con el resucitado Simon Finn (su impresionante “Pass The Distance”, de 1970, acaba de ser reeditado). Pero entre tanto simbolismo, cuando Devendra coge la guitarra, sus rincones sombríos se llenan de la misma extraña luz que antes había iluminado la obra de Alexander Spence, Linda Perhacs o el propio Finn. Palabras mayores.
Con estas quince canciones, el nuevo niño prodigio del folk completa su año inolvidable. Si antes nos había descubierto a Vashti Bunyan, ahora rescata con su versión de
“Wake Up, Little Sparrow” a Ella Jenkins. Si antes le habían colocado el sambenito de Marc Bolan (T. Rex) por su alucinada entonación, ahora no duda en responder componiendo su “Hot Love” particular (
“Electric Heart”). Se le ve sobrado. ¿Demasiado? A Will Oldham y Bill Callahan ya los tiene a tiro de un disco. ∎