Aunque parezca mentira, “The Feminine Divine” es tan solo el quinto disco de material original de Dexys (Midnight Runners), ya despojados del vigor anfetamínico de antaño que les da nombre desde el regreso tras casi treinta años con “One Day I’m Going To Soar” (2012), desde que Kevin Rowland y Kevin “Al” Archer, con pasado punk en The Killjoys, pusieran en marcha el grupo en 1978.
El primer disco en casi tres décadas mantenía el toque dexy. Cálido y elegante, en el que predominaban las baladas en clave intimista, con las esencias de la formación plenamente reconocibles, pero con aires menos entusiastas. Rowland se reunía entonces, de nuevo, con ‘Big’ Jim Patterson al trombón, además de Pete Williams y Mick Talbot, cómplice de Paul Weller en The Style Council.
Nuevo giro, nuevo sonido y nueva formación en la tercera entrega de la segunda etapa, en la que resiste Paterson. Rowland y el trombonista protagonizan la primera mitad de “The Feminine Divine”. Tiran de archivo personal con “I’m Going To Get Free”, coescrita a principios de los noventa, que aborda los problemas de salud mental de Rowland, en plena adicción a la cocaína, e “It’s Alrigh Kevin (Manhood 2023)”, una revisión de “Manhood”, incluida en el recopilatorio del “Let’s Make This Precious” de 2003.
“The One That Loves You”, con su portentosa sección de vientos, conecta con los fundamentos de Dexys. Nutrida y heterodoxa formación, entonces una anomalía de soul blanco de aires celtas y una estética combativa tan poderosamente urbana como la de los Clash y tan campestremente destartalada como la de los Pogues. Eran tiempos de post-punk y su antiimagen exigía una respuesta contundente, en forma de look pandillero entre los estibadores de “La ley del silencio” (Elia Kazan, 1954) y los clanes italoamericanos de “Malas calles” (Martin Scorsese, 1973).
El inaugural “Searching For The Young Soul Rebels” (1980) integró al grupo de forma inmediata en la new wave de los primeros ochenta y su hit “Geno” (tributo lírico al cantante soul Geno Washington) fue una puerta directa al éxito comercial. En “Too-Rye-Ay” (1982) la mayor parte del grupo había desertado, firmaron por un nuevo sello y Rowland apostó por tres violinistas especializados en música irlandesa: ahí está “Come On Eileen”. La desgastante y meticulosa elaboración de “Don’t Stand Me Down” (1985) llevó una eternidad y también una nueva versión del soul de Dexys como cierre de ciclo.
Entre “One Day I’m Going To Soar” y “The Femenine Divine”, Dexys entregaron “Let The Record Show: Dexys Do Irish And Country Soul” (2016), un disco con adaptaciones de Joni Mitchell, Johnny Cash, Rod Steward o The Friends Of Distinction. Las versiones siempre han formado parte del inventario de Rowland. Del clásico northern soul “Seven Days To Long” de Chuck Wood de su disco de debut al “Jackie Wilson Said” de Van Morrison de su segunda entrega, pasando por “My Beauty” (1999), un disco en solitario de Rowland para Creation recuperando canciones que habían marcado su adolescencia.
En la segunda mitad, “The Feminine Divine” supone un cambio de tercio absoluto algo desconcertante sobre lo que Rowland ha ofrecido hasta la fecha. Retrospectivo, recién entrado en los setenta, más honesto y más consciente de sí mismo, según asegura, explora la figura femenina, el sexismo y su relación con las mujeres. “Coming Home” es un interludio en forma casi disco que da paso a la canción que da nombre al álbum y en la que, casi recitando, declara: “Men didn’t know what the fuck to do / So we controlled, we bullied, and we blamed it all on you”.
“My Goddess Is” es una proclamación que acaba revelándose satírica ante la divinidad (una figura divina ocupa la portada del disco) en forma de funk, y “Goddess Rules”, directamente spoken word, un diálogo de aires Gainsbourg sobre una base electro-funk. Cierran “My Submission”, una balada sadomasoquista al piano, y “Dance With Me”, una muy sintéticamente ochentera declaración de amor final. ∎