Álbum

Eladio Carrión

Sol MaríaRimas Entertainment, 2024

Eladio Carrión ha recurrido a un sentimiento ampliamente compartido, el del calor maternal, para tejer su nuevo disco, “Sol María”, nombre de su madre y a quien dedica ahora, entre mixtapes y álbumes, su octavo trabajo largo ya. El LP del estadounidense de origen puertorriqueño, de 29 años, pretende ser una especie de carta de amor y disculpa a ella por su etapa de lógica rebeldía juvenil, pero eso se queda, sobre todo, en el envoltorio y en momentos puntuales del álbum. El niño malo es ahora un mozo de éxito que reparte cariño y pullas en todas direcciones.

“Sol María” acaba siendo una celebración, vacilona y tierna, con constantes mensajes acaramelados para, oh, sorpresa, mujeres que no son su madre. Se trata de un trabajo un poco experimental y descolocado porque se sitúa lejos en muchos momentos del mejor Eladio Carrión, el de las letras fraguadas en el cara a cara. Es, por tanto, un disco que poco tiene que ver con el anterior, “3MEN2 KBRN” (2023), en el que reunía para explotar el trap más directo a llamativas primeras espadas yanquis y latinas y que le valió una nominación a mejor disco de música urbana en los últimos Latin Grammy.

En un arranque más que interesante, aun con recuerdos del Carrión más bruto, el artista se muestra “Bendecido” con el único amor inquebrantable de la familia (es su primer trabajo tras su paternidad), ya que llega a rapear que “los amigos son un peso en el bolsillo”. No miente el siguiente título, “La canción más feliz del disco”, colaboración con el jovencísimo argentino Milo J de resultado positivo, que invita al optimismo desde la posición del afortunado que se abstrae de distracciones malintencionadas. Carrión, destacado capo del trap latino, sigue en el spa, en esa atmósfera de paz y calma caribeña al que transportan muchas de las bases del álbum, en “TQMQA”, canto al amor infinito con sus padres en el pensamiento que sirvió de single.

Pero el álbum, que está condimentado con una sonoridad a ratos nostálgica, transita después por canciones un tanto insulsas, como “Sigo enamorau’”, con el muchas veces infalible Yandel, que se impulsa a través del reggae de “I’m Still In Love”, de Sean Paul y Sasha. Continúa el artista con ese aire tropical, de versos escritos en una hamaca en la playa, siendo poco convincente en “Tu ritmo”, resultado que hace notar el contraste con las canciones que protagonizan la segunda mitad del disco, con un Eladio Carrión más reconocible, siempre hábil cuando la cosa se pone seria sobre bases más cerradas y oscuras. Antes, varias colaboraciones se muestran solventes, como la de Rauw Alejandro, con un poso R&B y titulada “Hey Lil Mama”, o “El malo”, un reguetón notable con Sech. No tanto ese trío con Arcángel y De La Ghetto con un aire EDM contaminando el ambiente de club oscuro que dibuja “Tanta droga”.

Como advertíamos, ya casi sin recordar a Sol María, el disco, de 17 temas, gira de nuevo hacia callejones pisados con firmeza por Carrión. “Fe, cojones y paciencia” es un gran relato sobre cómo ha construido su camino al éxito, sacando pecho y dando valor a lo que no es material; pero es que, inmediatamente después, se pone vacilón con el mismo acierto en “Todo lit”, enumerando todo tipo de lujos mezclando con el rapero argentino Duki. Y, como el perro guardián de su comida, muestra su dentadura intimidatoria en “Mencionar” (con muchas referencias a la ya universal música regional mexicana) y hace lo propio, recordando al mejor Eladio Carrión, el del álbum “Monarca” (2021), en “RKO”, seguramente el tema más destacado de “Sol María”.

Y, de sopetón, como si se hubiera acordado de que este era un disco más reposado, calmado y agradecido (también un poco mareante e inconexo), se pausa para explicar sus “Luchas mentales” y cerrar con la hermosa carta de amor de “Mama’s Boy”, con la sorprendente aparición del español Nach. “Por ti dejé toa las porquería’ y las ganstería”, dice Carrión a su madre. A favor, Eladio, pero tampoco te alejes mucho. ∎

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