Álbum

Erika de Casier

Still4AD-Popstock!, 2024

Tras un tiempo amagando con dar el salto a la verdadera primera división del pop de nuestro tiempo, Erika de Casier por fin presenta su candidatura definitiva para ascender a ese olimpo musical. Lo hace con un disco que es pura clase, armando un R&B retrofuturista (sí, el sonido de hace veinte años ya es retro, es lo que hay) que tiene su raíz en la música negra del cambio de siglo, tanto estadounidense como británica. Efectivamente, todo lo que se escucha en “Still”, su tercer elepé, es pura seda: canciones construidas con mimo y clase que no presentan la menor arruga. Con esa sensación de cuando estrenas ropa nueva o, al menos, está recién salida de la tintorería. Elegancia y cuidado en los detalles.

No es, por tanto, un trabajo revolucionario, ni abre nuevas vías sonoras, pero sí se acerca a la perfección en su ejecución. La danesa nacida en Portugal confirma aquí su trayectoria ascendente, perfilando su estilo y, sobre todo, resultando cada vez más creíble y carismática. El éxito como compositora del que ha gozado por escribir para la banda de k-pop NewJeans jitazos como “Super Shy” y “Cool With You” le ha sentado realmente bien, elevando su puntería melódica y dando la sensación de sentirse todavía más segura de sí misma.

Por edad (33 años) tiene sentido que mire lo que sucedía hace un par de décadas con una mezcla de asombro y nostalgia: es la música con la que creció. Vocalmente, se acerca a Aaliyah y hasta a Sade, mientras Timbaland se intuye como gran referencia en la producción. Era la época de los grandes vídeos de la MTV y cuando la música comercial no estaba en absoluto reñida con una intención vanguardista y radicalmente contemporánea. Una sutil diferencia: el tono lírico de De Casier es confesional e intimista. Con esa distancia física que supone relacionarse a través del teléfono y las redes sociales. Hay romanticismo, sí, pero suena un poco descreído. Con un punto casi adulto –es normal, al fin y al cabo Erika no es una niña–.

“Right This Way”, con ritmos de inspiración hip hop y arpas digitales, sirve como perfecta introducción al mundo sensual de la danesa. Se da paso así a “Home Alone”, genuino primer acierto del disco. Los sintetizadores van entrando y saliendo, dejando hueco a cuerdas sintéticas y la voz de la cantante siempre en primer plano. Irresistible en su minimalismo sonoro. “Lucky” es quizá la mejor pieza de la colección, con un piano inmediatamente reconocible y ritmos que remiten al UK garage (Craig David es otra referencia). Gloriosa. En “ice” aparece el dúo de rap de Florida They Hate Change, en una suerte de acusaciones cruzadas hechas canción. Las otras dos grandes colaboraciones del álbum son, por un lado, el cameo de Shygirl en “ExGirlfriend” y, por otro, el dueto con Blood Orange en “Twice”. El británico vuelve a canalizar aquí la pasión por su ídolo Prince.

“Toxic” no es una revisión de aquel éxito monumental de Britney Spears, pero sí un ajuste de cuentas sobre una relación efectivamente tóxica. El empoderamiento aparece en “The Princess”, reflexión sobre los anhelos románticos yuxtapuestos a la necesidad de gobernar la propia vida sin la validación de la pareja. Temas que suenan estimulantes, elegantes y nada maniqueos. Está por ver que “Still” consiga el impacto comercial de las heroínas de Erika, pero, como alegato artístico, es impepinable. ∎

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