Álbum

Fruit Bats

A River Running To Your HeartMerge-Popstock!, 2023

A estas alturas del partido, conseguir publicar tu décimo álbum y que este sea candidato al mejor de tu carrera es una hazaña. Lo es, claro está, desde el punto de vista puramente creativo: no es fácil conseguir no repetirse y seguir resultando interesante. Pero quizá lo sea todavía más desde el punto de vista de la industria. Mantenerse activo sin rozar el éxito masivo, (sobre)viviendo en una suerte de media tabla del rock americano. Sin que sello, público o el propio artista parezcan sentirse frustrados. Más bien al contrario, dado el espíritu animado que planea durante casi todo el elepé.

Detrás de Fruit Bats está Eric D. Johnson, un tipo carismático, más divertido de lo que puede parecer en un primer momento y con una innata puntería melódica. Uno de esos cantautores estadounidenses capaces de hacer lo de siempre sin que suene a lo de siempre. O al menos con la suficiente capacidad de evocación como para que funcione en el oído del seguidor.

En “A River Running To Your Heart” planea la analogía del viaje, trazando un paralelismo con la propia trayectoria de su autor que lo explica así: “En mis canciones hay mucha geografía y paisaje. Lo cual tiene mucho sentido metafórico porque mi camino ha sido muchas veces largo, tortuoso y embarrado, aunque siempre en dirección al mar”. El recorrido de este trabajo comienza con la introducción instrumental de “Dim North Star”, pero rápidamente coge velocidad en la irresistible “Rushin’ River Valley”. “See The World By Night” mantiene el altísimo nivel, también con visión cinemática y estribillo adhesivo.

Si algo se le podía achacar a Fruit Bats es que a veces sus discos podían conferir cierto marchamo de poca cohesión, de colección de canciones más que de obra completa. Divertimentos como versionar entero en 2021 el “Siamese Dream” (1993), de Smashing Pumpkins, o la colección de rarezas “Sometimes A Cloud It’s Just A Cloud. Slow Growes, Sleeper Hits And Lost Songs (2001-2021)” (2022) ayudaban a reforzar esa idea. En este trabajo queda sepultado cualquier atisbo de laxitud: todo está perfectamente medido y ejecutado.

A medio camino entre el pop de frecuencia amplificada y los tintes americana, “Tacoma” y “Waking Up In Los Angeles” contribuyen a transmitir la sensación de viaje físico y emocional. Por momentos suena a clásico del género. “We Used To Live Here” propone la parte más intimista del crucero. La parte final del álbum baja la intensidad melódica y es lo que impide que la efervescencia sea total de principio a fin. No obstante, “Jesus Tap Dancing Christ (It’s Good To Be Home)” aparece como perfecta recta final y meta última de un trabajo que es mucho más de lo que puede sugerir en un primer momento. Y que demuestra que el proyecto Fruit Bats sigue manteniendo toda la enjundia requerida. Un pequeño milagro de largo recorrido a apreciar (y disfrutar). ∎

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