Álbum

Grande Amore

Grande AmoreErnie, 2021

El primer álbum del lucense Nuno Pico –no dejen pasar su refrescante trabajo previo en el grupo de pop garagero Oh! Ayatollah– es un feroz tratado sobre la incomunicación y sus perniciosos efectos. Los habitantes de estas nueve canciones intentan salir de sí mismos, quieren decir las cosas a tiempo, piensan en hablar sin conseguirlo o quedan atrapados en el dédalo de una conversación vacía. Esa materia prima conceptual cristaliza en unas letras sin filtro ni autocensura en las que prevalece el sentimiento, aunque a primera vista no lo parezca. Y las músicas –ideadas y ejecutadas por Grande Amore junto al productor Hevi, de Malandrómeda– están a la altura de tan adversas circunstancias. Ni juegos florales ni fuegos de artificio, solo tecno-punk unicelular imbuido del espíritu de Sleaford Mods. Que suene alto. Que quede claro.

Pero “Grande Amore” también sorprende al desplegar diversidad en un marco de referencias estéticas y temáticas tan concreto. “Esta pena que a veces teño”, demasiado corazón en un mundo atroz, se acopla al piñón fijo de Sleaford Mods y reflexiona sobre la naturaleza de la melancolía. “Perdón por ser tan sexy” acomoda el minimalismo rítmico de los británicos al hook de James Jamerson y, desde ahí, conecta con el universo sixties de The Jesus & Mary Chain. “Tou pensando” combina palmas, Suicide, un texto esquemático pero lleno de significado y contiene algunos de los pasajes más desoladores del disco. “Non sei cantar” pervierte con su salvaje berrea y su manto de distorsión el cándido ritmo de rock’n’roll añejo que lo sustenta.

El álbum termina de mostrarnos su condición unitaria y remata las intenciones narrativas en el tramo final. “Fóra” es rabiosa en su contención, avanza sobre un patrón industrial y explicita la idea del infierno propio prolongándose en los demás. Con “25” empiezan a adivinarse algunos rayos de luz, entre melodías de Plastic Bertrand y el ruido de los hermanos Reid. Como se asume la irresolución vital ya se puede dar el siguiente paso, el que lleva a “Vamos enchernos (e vamos a falar de cousas)”: bajo el estroboscopio, entre guitarras de rock siniestroide, espoleados por un ritmo cuadrangular y alentados por una ingesta que se intuye copiosa, logramos decir lo que sentimos antes de sumarnos al coreo informe de nuestros seres queridos. Por fin. Bendita purga. ∎

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