Isasa

Imagino que no interesará a nadie, pero el dato puede servir para contextualizar. Me gusta escribir por la noche. En mi caso, es cuando las palabras y las ideas fluyen con más naturalidad. Rompo esa regla autoimpuesta rara vez, y una de ellas ha sido para escribir este texto que estás leyendo. Pensé que este disco merecía hacer una excepción, y he preferido madrugar a trasnochar porque el silencio de la mañana es muy distinto al silencio de la noche. Los sonidos del despertar en la ciudad se funden con estas canciones de manera natural, pasando a formar parte de ellas y convirtiendo su escucha en una experiencia única, siempre diferente. Pruébalo. Porque, además, se necesitan oídos limpios de toda distracción para poder disfrutar plenamente de estas piezas de música etérea, como suspendida en un lugar donde el tiempo y el espacio son términos secundarios.

Y es que Conrado Isasa ha logrado superarse una vez más con este su nuevo álbum, una obra sin título que sugiere el principio o el final de algo, aunque no sepamos qué. En él, el madrileño vuela más libre que nunca, añadiendo sutiles arreglos que llevan su propuesta un poco más allá para arrimarse a terrenos circundantes con el ambient sin dejar de lado la “guitarra primitiva americana”, por supuesto aún presente en numerosos cortes. Aquí la protagonista sigue siendo la guitarra (acústica, para más señas), pero a su alrededor encontramos por primera vez sonidos que la envuelven y dotan de nueva vida (xilófono, trompeta, campanas, un sample de “Cantos de sirena” Lorena Álvarez…). Si sus principales referentes hasta hoy habían sido John Fahey y Glenn Jones, ahora habría que añadir no solo a Cul de Sac, la banda de post-rock del último, sino también a Gastr del Sol, el proyecto que compartieron luminarias del rock más avant-garde como Jim O’Rourke, David Grubbs y John McEntire.

Isasa lleva tiempo demostrando que el suyo es uno de los proyectos de guitarra más interesantes de la actualidad. Con este disco no evidencia nada que no hubiera demostrado ya antes, sigue sin ser música para las masas (¿quién lo necesita?), pero nos da nuevos argumentos para afirmar que su obra es una de esas por las que podemos sacar pecho, recomendar y defender ante cualquiera que aún la desconozca. ∎