Álbum

Jane Weaver

Love In Constant SpectacleFire-Popstock!, 2024

Tiene tantos intereses sonoros que resulta asombroso que todo acabe tornándose tan coherente, tan propio en “Love In Constant Spectacle”. El mundo de Jane Weaver es cada vez más amplio y al mismo tiempo mejor definido. Su dream pop, si fuera esa la etiqueta que le corresponde, encuentra tantos anclajes poderosos que no procede hablar solo de ensoñaciones y psicodelias. Tampoco la tecnología ochentera asoma más de la cuenta: los secuenciadores de bajo dan un toque muy chic a “Perfect Storm”, ese inicio con una frase en el estribillo que parece extraída de pronto de Broadcast; o a “Love In Constant Spectacle”, pero se impone el riff de guitarra o los fondos de órgano. Desde la atmósfera vaporosa de su voz con múltiples ecos, Jane Weaver se aferra también a lo real.

Son ya más de veinte años publicando una decena de discos, más dos bandas sonoras y otras derivas, y tras el muy notable “Flock” (2021), la liverpudlian afincada en Mánchester encuentra otro montón de matices sonoros para engalanar todas las posibilidades de su voz, y en un conjunto más focalizado: angelical en “The Axis And the Seed”, aunque le ponga una base de kraut melancólico; sensual entre el elaborado contratiempo constante de bajo y batería de “Is Metal”; delicadísima en el susurro de folk minimalista de “Motif”.

Ha vuelto a contar con John Parish como coproductor, que ya la apoyó en sus inicios, y ha grabado parte del disco en los estudios de Geoff Barrow. Pero Jane Weaver no necesita otros apellidos para definirse, el suyo teje todos los hilos con rotunda personalidad, permitiéndose un asomo al sonido Canterbury con punteo plagado de sustain en “Emotional Components”, o con el ritmo jazzy y el sonido de melotrón de “Happiness In Proximity”.

El caso es evitar los convencionalismos, y en eso Weaver se sigue mostrando maestra, vagando libre mientras deja un polvo de estrellas tan magnético como “Romantic Worlds”, quizás la canción que mejor reúne todos sus poderes, y los hace efectivos a la primera. Y más que contar historias de amor, certifica imágenes de lo inevitable (“No me culpes / es el universo el que está equivocado”), en “Univers”, o lo práctico (“Nos enamoramos / Nos desmoronamos / Te quiero / Vámonos a casa”), en “Romantic Worlds”. El espectáculo va por dentro. ∎

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