Desarrollado en 1920 y fruto de la primera revolución electrónica, recubre al theremín en la posposmodernidad una pátina de ornamento
hip. Su extraño aspecto y fantasmal sonido han otorgado empaque extravagante a muchos artistas que, dada la dificultad de manejarlo, se limitan remolones a explotar los atractivos estéticos y el aura
vintage ímplicitos a tan singular instrumento. Sin embargo, su historia y la de su inventor, el soviético Léon Theremin (1896-1993), abundan en fascinantes detalles –por ejemplo, el secuestro del susodicho por parte de la KGB mientras se encontraba en Estados Unidos– y logros artísticos. Hay un magnífico documental y abundante discografía de virtuosos como Samuel J. Hoffman que aseveran el valor intrínseco del artilugio.
Constituye, pues, excepción la labor del músico zaragozano
Javier Díez Ena, miembro en su día de los estimables Dead Capo y Ginferno, quien se ha especializado en la materia y engrosa ahora su discografía con un álbum de theremín puro, salvo por los pedales de efectos, exento de sampleados y afinaciones artificiales.
“Theremonial. Dark & Exotic Theremin Music” se desplaza por melódicos campos magnéticos en los que industrial, exótica y kosmische se articulan con otras referencias, hilando un dúctil y agradable tapiz instrumental, meritorio revalidador de las posibilidades creativas de la intocable antena. ∎