Álbum

Jehnny Beth

You Heartbreaker, YouFiction-Virgin, 2025

Jehnny Beth se reafirma con “You Heartbreaker, You”, su segundo disco en solitario, como una artista que coloca el cuerpo femenino –con sus heridas, contradicciones y deseos– en el centro de su obra, sin pedir permiso y sin suavizar su discurso. Lo hace a lo largo de 28 minutos donde las guitarras y su voz articulan todo el sonido de un álbum ensamblado a través de la soledad y la ira.

Desde el arranque con “Broken Rib”, la metáfora es clara: aprender a respirar con una costilla rota. La violencia amorosa, física o emocional, se convierte en un terreno que no la destruye sino que la refuerza. Beth no escribe desde la victimización, sino desde la conciencia de que la vulnerabilidad puede transformarse en un arma, generando una correlación entre el placer y la herida.

La artista francesa también reconfigura el campo del amor y el sexo desde una óptica provocadora. En “Reality”, habla desde una perspectiva no monógama sobre deseos no normativos y la incomodidad que desata todo aquello que no es convencional en términos de sexo-amor. “I thought that love was a gift we could share amongst friends (…) / But no one ever loves me / Reality”, canta, exponiendo la tensión entre el ideal de libertad y el peso de la soledad. Aquí abre una pregunta sobre las reglas que se establecen en la intimidad, desafiando un sistema que vigila, regula y domestica los afectos.

En una industria musical donde demasiado a menudo las mujeres son reducidas a musas, acompañantes u objetos pasivos, Jehnny Beth se erige como autora absoluta. Cada tema del disco es un recordatorio de que la subjetividad femenina no necesita mediación masculina para legitimarse. “I’m no good for people / You haven’t found a way to kill me yet / I’m still standing”, repite en “No Good For People”, casi como un mantra contra la aniquilación simbólica que tantas veces se intenta imponer a las mujeres que no agachan la cabeza.

Lo más radical de “You Heartbreaker, You” no es solo su crudeza lírica, sino la manera en que la rabia se alía con la ternura. Beth no teme los contrastes: feroz en “Obsession”, vulnerable en “I Still Believe”, abrasiva en “High Resolution Sadness”, en la que articula una crítica a la hiperconectividad emocional y tecnológica. Desde ahí, despliega una personalidad creativa compleja que huye de la simplificación pop y que dialoga con una genealogía de artistas como PJ Harvey, Patti Smith o Karen O.

En tiempos donde lo que entendemos como femenino sigue siendo objeto de control, “You Heartbreaker, You” coloca el deseo en el centro sin disculpa no solo en lo que refiere a la sexualidad, sino a las aspiraciones y el bienestar emocional. No obstante, la dirección de este álbum también abre un debate incómodo: ¿hasta qué punto la asimilación de lo queer en el arte se convierte en motor de visibilidad, en un target comercial? Jehnny Beth toma de manera ambigua lo queer como un recurso estilístico, con pinzas. Si bien escribe sobre temas que pueden dialogar con algunas realidades LGTBIQ+, lo hace desde una inscripción vital heterosexual. Esta distancia entre la narrativa artística y la realidad personal plantea preguntas legítimas en un momento donde lo identitario es rentable, nos guste o no. ∎

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