Álbum

Jim O’Rourke

Hands That BindDrag City-Popstock!, 2023

Es prácticamente imposible seguirle la pista a Jim O’Rourke. Sus trabajos largos se suman por decenas desde finales de los años ochenta, más o menos cuando empezó a publicar discos, tanto en solitario como en su faceta de colaborador junto a otros artistas o por los encargos que recibe del cine. “Hands That Blind” entra en esta última categoría junto a otras partituras e intervenciones algo más breves o puntuales para directores de prestigio como Olivier Assayas (“Demonlover”, 2002; recordemos que O’Rourke aparece interpretándose a sí mismo en el documental “Noise”, 2006), Todd Louiso (“Love Liza”, 2002), Werner Herzog (“Grizzly Man”, 2005), Todd Haynes (“I’m Not There”, 2007) o, más repetidamente, para el cineasta experimental tokiota Takashi Makino.

No es la primera vez que el antiguo miembro de Sonic Youth, Red Crayola o Gastr del Sol hace música para Kyle Armstrong. En 2018, escribió la banda sonora de “Until First Light”, su primer largometraje, y antes, en 2012, le sirvió las ambientaciones de “Magnetic Reconnection”, una cinta documental donde el director canadiense se agenciaba la presencia de Will Oldham. El hombre también conocido como Bonnie Prince Billy narraba los contrastes medioambientales del Ártico, y vuelve a intervenir en el segundo largometraje de Armstrong, “Hands That Blind” (2021), un tórrido thriller gótico con tintes de ciencia ficción y telón de fondo paisajístico –la historia se localiza en los paisajes panorámicos de Alberta, al oeste de Canadá–.

O’Rourke ha compuesto ocho piezas instrumentales que se suceden sin solución de continuidad y cuyo espectro sonoro apunta más al terror surrealista de Mark Korven, sin duda menos chirriante y más ambiental aquí, que a la luminosidad jazzística de un, pongamos, John Barry minimalista. Así, “Hands That Bind” cuenta con algo parecido a un single como es “A Man’s Mind Will Play Tricks On Him (Edit)”, versión corta del tema homónimo para el que Armstrong filmó un videoclip. Hay algo terrorífico que hierve, crece y se cierne sobre los personajes. O’Rourke traduce magistralmente esa tensión con una música experimental, aunque cinemática y consonante, donde caben instrumentos acústicos como contrabajos, percusiones, vibráfonos y violines.

Lo difícil siempre es conseguir que una música instrumental y abstracta, aun escrita para una historia dramática, se tenga en pie por sí misma. Nosotros así lo creemos, y Drag City también ha entendido que “Hands That Bind”, primera partitura para el cine publicada en vinilo por el artista de Chicago, puede convocar a un público inquieto que sume el interés por su camaleónico autor –que desde hace años reside en Japón rodeado de sintetizadores modulares–, las bandas sonoras, las historias de misterio –no hay por qué evadirse del estrato de la trama– y una música apenas melódica pero fascinante que se encontraría en algún punto entre Brian Eno, quizá el tándem Tindersticks y Claire Denis, Éliane Radigue, La Monte Young o EAR. ∎

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