Álbum

John Zorn & Bill Laswell

The CleansingTzadik, 2022

John Zorn y Bill Laswell se conocen desde 1978 y han habitado universos sonoros similares en muchas de sus aventuras. Habían coincidido en proyectos colectivos (el primer disco de Golden Palominos, de título homónimo y publicado en 1983) y formaciones efímeras (John Zorn’s Blade Runner, los dos junto a Dave Lombardo y Fred Frith). Tienen un disco acreditado a Laswell, Zorn y el escritor y cartógrafo esotérico David Chaim Smith, “The Dream Membrance” (2014). Tzadik, el sello de Zorn, publica grabaciones de Laswell en solitario –“Invisible Design” (1999), “Filmtracks 2000” (2001), “Invisible Design II” (2009)– o con otros músicos –“Decided… Already The Motionless Heart Of Tranquility, Tangling The Prayer Called ‘I’ ” (1999), a nombre de Lawell, Rashied Ali y Haino Keiji–, mientras que el bajista ha participado en diversas obras del saxofonista, de “Taboo And Exile” (1999) a “Nosferatu” (2012). Además, han producido conjuntamente trabajos de Buckethead y de músicos chinos como Wu Man y Liu Sola. Y, por supuesto, Laswell, Zorn y el batería Mick Harris (Napalm Death) formaron en 1991 los virulentos Painkiller, banda de dub, grindcore, free y ambient que revivió ocasionalmente en 2013 con Yoshida Tatsuya (Ruins) sustituyendo a Harris. Conocerse, se conocen, y muy bien, pero hasta “The Cleansing”, aparecido el pasado enero, no habían publicado nada concebido y grabado por ellos en formato dúo.

El renegado del bajo, como ha sido definido Laswell en algunos textos de los discos editados por Tzadik, tiene una querencia mayor aún que la de Zorn por la beat generation y la música asociada a las experiencias vitales de Brion Gysin, William S. Burroughs y compañía. No es de extrañar que dos de las seis piezas que componen el disco, todas improvisadas en una sola sesión del 9 de abril del pasado año, lleven por título el nombre de estos dos autores beat –Laswell y Zorn tocaron juntos en julio de 2010 en la inauguración de la exposición “Brion Gysin: Dream Machine”, en el New Museum neoyorquino–, ni que, sobre los espasmódicos u ominosos espacios que teje Laswell con el bajo, el saxo de Zorn recuerde mucho al de Ornette Coleman, otro músico asociado en algunas de sus creaciones a los ascendentes africanos de la cultura beat. Por el contrario, la alquimia va más con el saxofonista de Nueva York que con el bajista nacido en Salem: los temas dedicados o inspirados en Aleister Crowley, Alejandro Jodorowsky y el pintor ocultista Austin Osman Spare se saldan con viajes hipnóticos y angulosos en los que Zorn se expresa como siempre con el saxo alto, con notas que son como gritos de alerta o bien se transforman en sonidos líquidos, y Laswell crea atmósferas, paisajes sonoros y contrapuntos antes que ritmos.

Es un disco que surge de la necesidad. Laswell había pasado la mayor parte del confinamiento sin salir de su casa. Zorn hacía más de un año que no tocaba el saxo. Según ellos, el veneno y las toxinas acumuladas en el cuerpo en esos doce meses de encierro, duda y ansiedad, por el presente y por el futuro, quedaron liberadas al reencontrarse y tocar. “The Cleansing” puede verse como un desbloqueo a dos manos. De hecho, el tema que lo cierra se titula igual que el disco (limpieza) y es como una reconexión con el mundo anterior: Zorn sopla la boquilla de su saxo como si estuviera haciendo saltimbanqui música de cartoon, mientras que Laswell retoma al sonido musculoso y tan reconocible de las cuatro cuerdas de su bajo. ∎

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