Viendo cómo se van apoderando la vejez y las arrugas del cuerpo de Johnny Cash (sus 70 años parecen 90), lo más lógico sería pensar en él como en una de esas leyendas del pasado que malgastan sus últimos años de vida sentados en algún porche de la Norteamérica profunda. Así, aunque a muchos les cueste reconocerlo, hay que agradecer a Rick Rubin que le haya brindado al bueno de
Cash la oportunidad de disfrutar de algunos de sus mejores años como músico. Este cuarto volumen de su etapa en American Recordings no difiere en nada, en cuanto a planteamientos, de la trilogía que lo ha precedido. Es decir, mezcla de originales y versiones tanto actuales como antiguas y colaboraciones de auténtico lujo. Vaya, nada de lo que quejarse.
Lo verdaderamente noticiable en
“The Man Comes Around” es que el hombre de negro ha entregado el mejor de sus trabajos para el sello de Rubin. El nivel de los originales es el más elevado en mucho tiempo, la inicial
“The Man Comes Around” es un perfecto ejemplo de ello, pero es en las versiones donde esta vez ha echado el resto. No debe de haber artista en el mundo capaz de versionar en un mismo disco a Simon & Garfunkel en un emocionante
“Bridge Over Troubled Water” junto a Fiona Apple; a Depeche Mode, de quienes ha reescrito a ritmo de country-blues su
“Personal Jesus”; a Sting en una revisión de
“I Hung My Head” por la que el mismísimo ex-Police mataría; o a The Beatles, de quienes interpreta un desgarrador
“In My Life” junto a su querida June Carter Cash. Y además, sale airoso de ello y, rizando el rizo, supera la mayoría de los originales. Discutir la validez de Johnny Cash como uno de los grandes del siglo XX es como discutir la validez de la propia vida. Recemos para que no se nos muera cualquier día de estos. ∎