Si algo logró Rick Astley en el pasado festival de Glastonbury, además de evaporar la frontera entre el regreso camp y la ovación triunfal, fue democratizar el cancionero de The Smiths. Es cierto que en las últimas cuatro décadas miles de jóvenes depresivos han pedido ser embestidos por buses de dos pisos o han comparado sus tumbas preferidas, pero otra cosa es que un tipo de sonrisa perfecta transforme eso en un coro de estadios. Más allá de tus reparos y más acá de la vergüenza, Astley –junto a los eficientes Blossoms– desacralizó el repertorio defendido desde siempre por Morrissey. Tal como viene haciendo desde hace una década el guitarrista original de la banda: un tal Johnny fuckin’ Marr.
Para los fanáticos de Stephen Patrick y su bendita pompa, la cosa debe ser difícil. En el directo “Adrenalin Baby” (2015) “el momento” ocurre entre el segundo estribillo y la hermosa coda final de “There Is A Light That Never Goes Out”. Ahí el músico devenido cantante comete la herejía de pedir los coros del respetable antes de embarcarse en ese motivo instrumental que ojalá no terminase nunca. Es Johnny Marr poniendo a la par el respetable material de “The Messenger” (2012) y “Playland” (2014) con su glorioso pasado, sin esforzar la voz más allá de lo necesario y enterrando todos los manierismos que su excompañero de banda hizo pasar como fundamentales. Con dos referencias más en el cuerpo –“Call The Comet” (2018) y “Fever Dreams Pts.1-4” (2022)–, este “Spirit Power. The Best Of Johnny Marr” muestra cómo el canon The Smiths ha sido solo su punto de partida.
Si obviamos el frustrado antecedente con The Healers en 2003, Marr esperó veinticinco razonables años antes de embarcarse en la carrera solista compilada en este disco. Razonable omisión, porque “Boomslang” (2003) naufragaba en un pastiche The Stone Roses que no daba cuenta del talento que el mancuniano había prodigado en sus colaboraciones durante el ínterin. Por el contrario, en “Spirit Power” los ecos de tanta unión exitosa –The The, Pet Shop Boys, Hans Zimmer, Bryan Ferry, Modest Mouse y terminamos porque se nos acaba el espacio– explican cómo a la obligada referencia a su banda madre –“Hi Hello”, “New Town Velocity”– se agrega una pátina sintética que lo acerca más a los tiempos de Electronic con Bernard Sumner de New Order que a los días de jopo y rosas con Morrissey.
Junto a un par de canciones nuevas –“Somewhere” y “The Answer”– y algunas demos y rarezas atrapafans, este compilado cumple como recordatorio para conversos y aviso para desprevenidos. Además de los singles de los cuatro discos a nombre de Marr, hay una versión funcional de “I Feel You” (Depeche Mode) y una colaboración con la actriz Maxine Peake. Detrás de esto hay una sólida banda estable con su nueva mano derecha, James Doviak, una voz cada vez más segura y unas letras que no intentan –ni alcanzan, por cierto– eclipsar a las de la banda madre. Quizá el cielo sabe que ya no es tan miserable como antes. ∎