Como los quilts encriptados en las plantaciones de algodón, la música de Kelman Duran teje códigos que solo pueden leer con plenitud los oriundos de la diáspora. Esa ordenación global que se ha desarrollado, como crece la vegetación tras el accidente nuclear, por encima de las violentas estructuras colonialistas. Sus canciones están hechas de ecos inmemoriales, que dispersan cualquier ordenamiento que pueda construir un oído blanco. Pero vamos a intentarlo.
El tracklist del álbum varía según la plataforma. No encontraremos ni el mismo orden, ni los mismos masters, incluso ni las mismas canciones si buscamos en Bandcamp o en Spotify. Quizá la única opción de hacerse con la lista definitiva sea comprar el casete que autoedita en su recién estrenada discográfica, Scorpio Red. ¿Será un guiño al icónico chile de Trinidad y Tobago? O quizá lo habrá bautizado bajo su signo Escorpio y el “rojo por la sangre en mi brazo” de “I’m An African” de Dead Prez, haciendo honor a la bandera panafricana predicada por Marcus Garvey.
Aventuro esta conexión simbólica porque Stic Man, del dúo de hip hop politizado Dead Prez, es la voz inaugural de “Night In Tijuana”. Con un speech original contra las condiciones tercermundistas del neoliberalismo, espera su cita con la venganza. Le sigue un homenaje a Freddie King, el guitarrista afroamericano y líder de la primera banda multirracial. Una influencia jazzística que está presente a lo largo de todo el disco, con una síntesis exquisita de los ritmos de los hi hats. El espíritu bluesman, entre el dolor ancestral y el virtuosismo técnico, puede ser sin duda un motor creativo para Kelman, que también recupera “Lower Nile”, un cover ambient y expandido de la obra del saxofonista Arthur Blythe en “The Grip” (1977).
Si en su debut “1804 KIDS” (2017) había ecos del resarcimiento de los haitianos negros hacia sus colonos, en “Dancehall, Audubon Ballroom” los encontramos de un discurso de Malcolm X. “There's A Worldwide Revolution Going On” auspició el fuego de la revuelta global de las poblaciones colonizadas y oprimidas que fue pronunciado el 15 de febrero de 1965, una semana antes de que lo asesinaran en ese mismo lugar. Con esta pista, nos devuelve la memoria del orgullo y las luchas que están por desarrollarse a golpe de 2x2.
Este es un recorrido por las músicas negras, donde, no lo olvidemos, se incluyen la fundación del house y el techno. En “Night In Tijuana” invoca el alma de Underground Resistance, a la que añade los neumáticos graves del gabber. “Aeon II” recupera el góspel soul, con aullidos mecánicos. También hay ecos de su formación clásica en La Guardia High School, vía instrumentos de cuerdas y campanillas en “410 Cottage Home” y “South London”, cuya sensación predadora de vigilancia se extiende en “Night In Tijuana II”, recordándonos que hay una “murder mile” en cada ciudad del mundo, bajo el terror de la vigilancia policial.
Siempre nos quedará una última esperanza, la que aparece musicada en “Last Cinema”. ¿Y si una noche, de camino a casa, entre el ruido de nuestros pasos vacíos, oímos los tambores de alguna llamada atávica y se produce la abducción? ∎