Kenny Larkin

Este primer álbum de Kenny Larkin se publicó en 1994, hace más de veinticinco años. Se dice pronto. Desde entonces, ha caído mucho en lo que a música electrónica “de baile” se refiere. Solo que “Azimuth” no encaja plenamente en esa etiqueta.

En realidad, el techno de Detroit no solo nace de observar el house de Chicago, ciudad en la que vivió Larkin dos años a finales de los 80s trabajando como DJ. Kraftwerk, el tecno pop europeo, menos de Parliament o Funkadelic, pero especialmente mucho de jazz y de sus variaciones rítmicas están detrás de un estilo que Paco Peiro define a la perfección en la página 265 del imprescindible libro, “La madrugada eterna. Antes y después del ambient” (1996): “Su música es menos comercial que la de Chicago; compleja, sinuosa, fríamente sensual, translúcida y casi de ciencia ficción, arty e intelectual”, a lo que añade “su innovadora manera de entender el futuro con la música, de traducir con extraña belleza el paisaje de progreso en recesión de Detroit”. No habla específicamente de Larkin, pero en su versión más sofisticada, y “Azimuth” cuenta como tal, el techno de Detroit estaba concebido más para la escucha atenta que para sudorosas sesiones de baile.

Acimut es un concepto geométrico empleado en astronomía que consiste en el ángulo que forma el norte y un cuerpo celeste. No es que la carrera de Larkin haya orientado una legión de seguidores, como tampoco lo fueron las de sus precedentes Derrick May o Juan Atkins. Tipos individualistas, aislados y poco (o nada) prolíficos en general. Sus escasos álbumes nunca muestran una especial evolución, pero es esta curiosa versión de la atemporalidad la que cuenta a la hora de rescatar un disco poliédrico, sutilmente ácido y que todavía mantiene su frescura como “Azimuth”. La actual reedición añade un 10” con los dos temas originalmente incluidos en el single de regalo que acompañaba el álbum en su edición de Warp.

Se gesta un nuevo trabajo largo, el quinto si descontamos los publicados como Dark Comedy. Será una buena ocasión para comprobar la evolución que ha experimentado su música. ∎