Álbum

Leon Bridges

LeonColumbia-Sony, 2024
Blues, folk, country y R&B, pero siempre anclado en el alma de su música, el soul. Leon Bridges ha explorado un vasto espectro musical, desde las influencias innegables de Sam Cooke, Otis Redding y Marvin Gaye, hasta ubicarse en ese espacio liminal entre Bill Withers y Al Green. Sin embargo, sigue reafirmando que, desde el inicio, ha sido genuinamente él. En sus tres álbumes anteriores, “Coming Home” (2015), “Good Thing” (2018) y “Gold-Diggers Sound” (2021), revivió el sonido de estos célebres colegas de los años cincuenta, sesenta y setenta. Después de cuatro años de espera, regresa con “Leon”, un álbum que profundiza en sus raíces más íntimas.

Seguro de sí mismo y sereno en su identidad, se encuentra en su entorno familiar: su Texas natal, rodeado de los suyos y siempre fiel a su estética predilecta, entre el denim y las botas vaqueras. La producción está a cargo de Ian Fitchuk, reconocido por su colaboración con artistas como Maggie Rogers y Kacey Musgraves. En todos estos casos, a algunos nos resulta abrumadora su pulidez y meticulosidad recientes. El enfoque de Fitchuk puede que aporte un brillo contemporáneo a su música, pero contrasta con la espontaneidad que exudan, por ejemplo, las composiciones de su contemporáneo Jalen Ngonda.

Bridges se mueve ahora entre las notas con calma y abandona la sensualidad en favor de una búsqueda más espiritual. Los acordes de piano abren el álbum con “When A Man Cries”, una pista llena de añoranza que se acompaña con punteos de guitarra acústica y el impulso de la percusión, destacando la transformación del dolor en poder. Las mismas teclas se hacen presente al cierre de la sensiblera “God Loves Everyone”, donde aporta un tema dedicado a la fe y al consuelo. En “That’s What I Love” Bridges menciona detalles como “Cadillacs, blue denim / Making love on a beach in the morning” y continúa enumerando otros placeres de su vida como “I love how she flies like a bird” que aportan valor a esta lista de gozos, todo ello acompañado por un encantador fondo de cuerdas orquestales.

El tema que más nos llama la atención quizá sea el más despojado del álbum, “Panther City”, marcado por un bajo donde el cantante rememora momentos simples y significativos de su infancia y adolescencia, como pasar tiempo en la tienda, jugar con amigos y las primeras experiencias de amor. Ghetto Honeybee” continúa mostrando el control de Bridges sobre el R&B más puro mientras detalla su crecimiento como compositor.

“Peaceful Place” se presenta como el verdadero corazón de este álbum de trece canciones. Arranca con un ritmo de batería chispeante, pero mantiene la serenidad que caracteriza el disco, con Bridges cantando desde un estado de pura felicidad. “Laredo” destaca como la más contagiosa, con su ritmo suave y su impresionante voz, mientras que “Can’t Have It All” brilla como la balada más conmovedora, potenciada por el coro de fondo.

En “Leon”, Bridges realmente se mete en lo que canta. Su música refleja profundamente su conexión con Fort Worth, Texas, pero esa intensidad ha hecho que emerja algo más grande en él. Su sonido expansivo da vida a sus relatos. El autor, reconocido por los Grammy, es más real y nostálgico que nunca. ∎

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