De todo lo que podamos explicar sobre esta neoyorquina de orígenes haitianos, quizá lo más destacable sea que adentrarnos en su música –su particular mundo musical– es siempre una aventura impredecible, sorpresiva y divertida. Eso se hace incluso más patente en este su quinto disco, para el cual se ha enfrentado a una intensa secuencia de nueve días de grabaciones en Nueva Orleans sin apenas haber bosquejado las nuevas composiciones, que han ido fluyendo de forma casi improvisada en una suerte de alquímica interacción con algunos de sus compañeros habituales: Shawn Myers a la percusión y batería, Pete Olynciw en el bajo y el piano, y Nahum Zdybel en las guitarras. Maryam Qudus, productora del disco, se ha encargado también de sintetizadores, órganos y segundas voces.
Desde los días de Our Native Daughters y The Carolina Chocolate Drops, las formaciones con las que se estrenó, Leyla McCalla ha realizado un extraordinario viaje musical tañendo el chelo, el banjo y las guitarras, componiendo y cantando, escribiendo canciones que palpitan con vida propia y creando grandes trabajos como su anterior “Breaking The Thermometer” (2022), en el que relataba la historia de los valientes reporteros de Radio Haiti en su lucha por radiar las noticias en el idioma criollo de su tierra.
Ahora nos trae otro sorprendente disco es que las sonoridades que la artista utiliza no dejan de ampliarse con cada pieza del tracklist. Siempre ha tenido la vista puesta en las músicas de género pero sabiendo situarlas sabiamente en un marco pop-folk-rock, y en este caso no duda en abrazar estilos que suman y nunca sobran, pues están siempre tamizados por su gran personalidad artística.
Buena prueba de ello es “Open The Road”, que abre el trabajo entre la luminosidad de guitarras de sonoridad africana y la catarsis eléctrica de un estribillo que nos habla del sendero que hemos de conducir hasta saborear la libertad.
A partir de ahí, esas dos constantes –la amplitud de la paleta sonora y las referencias al proceso de transformación interior– sobrevuelan un trabajo apasionante donde encontramos el afrobeat de aromas arábigos de “Take Me Away”, la samba cargada de fuzz y melancolía de “Tree”, o la deliciosa “Love We Had”, un ritmo etíope pasado desacomplejadamente por el tamiz del tropicalismo brasileño (la única versión del disco, original de Ali Mohammed Birra).
El corte titular nos mece delicadamente con palabras de un discurso del líder abolicionista afroamericano Frederick Douglass en 1857, que McCalla tomó del libro “Liberated To The Bone”, de Susan Raffo: “You want the crops without the plow / You want the rain without the thunder / You want the ocean without the roar of its waters/ Can’t have the sun without the heat”.
Y también encontramos referencias al afrofuturismo de Octavia Butler, la activista Fannie Lou Hammer o Alexis Pauline Gumbs, una feminista afroamericana autora de un estudio sobre los mamíferos marinos de la costa de Carolina del Sur. Se trata de pistas que nos hablan de esa transformación radical que McCalla nos propone con argumentos de peso, sus magníficas canciones.
Este es un disco complejo y lleno de rincones en los que demorarse, pero que se disfruta de forma proporcional a la autenticidad con la que su autora se entrega artísticamente desde el principio al final. Un nuevo paso en el marco de una trayectoria excelente. ∎