Álbum

LL Cool J

THE FORCEDef Jam- Virgin- Universal, 2024

El decimocuarto álbum de LL Cool J podría haber llegado revestido de un aura de gran acontecimiento que, al final –así de caprichoso es el mundo de las tendencias–, está pasando relativamente desapercibido. “THE FORCE” (en el juego del disco, acrónimo de Frequencies Of Real Creative Energy) coincide con el 40º aniversario del nacimiento de Def Jam, el sello que él ayudo a crear. “I Need A Beat”, en 1984, fue el primer single de hip hop que publicó la escudería de Rick Rubin, y, entre su roster estelar, el de Queens ha sobrevivido a los ya extintos Run DMC y Beastie Boys. También puede presumir de ser el MC de éxito más longevo de la historia y, probablemente, de ser el único abuelo en activo en la élite del rap (a sus 56 años, ya tiene tres nietos). Otro factor de interés es que se trata de su primer álbum en once años. Entre medias, llegó a flirtear con retirarse de la música para priorizar sus facetas de actor y presentador del exitoso reality-concurso ‘Lip Sync Battle’, pero sus fans le pidieron, por aclamación, que no lo hiciera.

En realidad, este “THE FORCE” se ha ido gestando lentamente durante todos estos años, pero fue cuando Q-Tip se embarcó como productor cuando encontró el camino. James Todd Smith otorga mucho crédito a quien fuera alma de A Tribe Called Quest y, entre ambos, hacen de este álbum una celebración no solo de los logros del rapero en estas cuatro décadas, sino de toda la cultura afroamericana. “This is my manifesto” son las primeras palabras que pronuncia en el tema inicial del álbum, “Spirit Of Cyrus”. El manifiesto, apoyado por las rimas de su amigo Snoop Dogg, es antirracista, y el tal Cyrus es un personaje de “The Warriors” (Walter Hill, 1979), filme de culto ambientado en la misma Nueva York subterránea en que creció Smith. En “The FORCE”, el tema, dialoga con un sample de, ni más ni menos, la voz de Michael Jackson en “Don’t Stop ‘Til You Get Enough” (1979). Pero la virguería es aún más notoria en “Black Code Suite”. En este temazo, LL Cool J y Q-Tip se alternan a la voz, el MC principal hace un name dropping mencionando a Stevie Wonder, Chris Rock, Duke Ellington y Miles Davis y tras decir repetidamente “I’m black”, hay un radical giro de guión y entran la kora y la voz de la gambiana Sona Jobarteh, la primera intérprete profesional femenina de ese instrumento, que finaliza la canción en modo protagonista.

No hay más sorpresas de ese calado a lo largo del álbum, que, en general, no se sale tanto del tiesto clásico del boom bap, aunque la producción de Q-Tip es siempre imaginativa, no deja que te aburras ni durante un segundo. “Passion” se recrea sobre un sample de Herbie Hancock, y “Proclivities” sobre uno de Gary Numan que eleva el nivel de seducción de un impagable vacile lúbrico sostenido entre el abuelo James –que no ha perdido su pulsión picantona– y una Saweetie que podría ser su hija y le sigue el rollo con todo el flow. Son 14 temas a ritmo vertiginoso (duración media de tres minutos) y secuenciados con inteligencia: las colaboraciones estelares llegan en la segunda mitad. Así, con Busta Rhymes recuerdan, en “Huey In The Chair”, al que fuera líder de los Panteras Negras Huey P. Newton ¡sobre un sample de Can! “Praise Him”, en dueto con Nas, decepciona por culpa de una matraca religiosa que nadie había pedido, mientras que “Murdergram Deux”, cara a cara con Eminem en plan a ver quién de los dos rima con más velocidad e ingenio, se levanta sobre el resto del disco con una visible evidencia: es el tema más escuchado en Spotify con muchísima diferencia sobre todos los demás (en este momento, casi ocho millones de reproducciones, mientras que la regulera “Saturday Night Special” lleva poco más de un millón).

Muchos de los temas muestran la tensión entre la necesidad del artista de permanecer contemporáneo y sus (lógicas) dificultades para lidiar con el clima cultural de unos tiempos que no tiene por qué comprender. Lo hace de forma bastante creíble, sin ponerse en plan abuelo cebolleta que desprecia lo nuevo, pero sin renunciar tampoco a una nostalgia con fundamento. En ese sentido, otro de mis temas favoritos es el potentísimo “Basquiat Energy”, que rinde homenaje al pintor urbano Jean-Michel Basquiat y, en concreto, al filme “Downtown 81” (Edo Bertoglio, 2000) que él protagonizó. Lo previsible habría sido que LL Cool J tirase de ego y reivindicase su fundamental, legendario papel en la historia del hip hop, porque tiene motivos sobrados para ello. Lo hace, claro, pero evitando el exceso de fanfarronería y extendiendo su radio de acción a todo un colectivo. En ese sentido, es más que simbólico que el tema final, “The Vow”, sea el único que no produce Q-Tip. Lo hace el emergente J-S.A.N.D., quien también rapea junto a Mad Squablz y Don Pablito en una sucesión vibrante con la que el autor de “Radio” (1985) nos invita a que abramos las ventanas al futuro. ∎

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