Ha tenido que pasar un lustro para que Hevi y O Master do Son volvieran a ofrecer nuevas pruebas físicas de
Malandrómeda. Desde luego, no estuvieron rascándose la panza. Tres años trabajando –y vaya si se nota– en lo que, por narices, los aúpa entre lo más estimulante del hip hop actual. No puede ser de otra forma ante el díptico genial que se han sacado de la manga: dos clásicos instantáneos que funcionan en perfecta simbiosis de contrarios.
Así, si
“Os corenta e oito nomes do inimigo” usa la retranca como verbalización del presente
no future,
“Cada can que lamba o seu carallo” es la representación más colorista de una Galicia global. Mientras en el primero las bases se deslizan sobre mojado bajo la intemperie de un orvallo gris oscuro, en su reverso soleado la humedad se metaboliza en rayos de funk tridimensional. Dos siameses: sombra y luz. De la conexión con Cannibal Ox y Clouddead a la cumbia digital de
“Bótalle caldo (cumbia malandra)” o el reguetón-bhangra de
“Golibuz”.
Su redimensión sideral de lo autóctono los hace todavía más universales. Lo nunca visto: dos hitos en uno. Más de un cuarto de siglo después, ellos son la respuesta al
“manda carallo, quen carallo manda aquí” que clamaban Os Resentidos. Aun estando en pleno arranque de 2016, disco(s) del año. ∎